El río Cabriel sirve de frontera natural entre las provincias de Cuenca y Valencia. En una zona remota, muy próxima a las Hoces del río Cabriel, se asienta el asombroso y singular puente de Vadocañas, que sirvió durante siglos como paso aduanero entre los reinos de Castilla y Aragón. Construido a finales del siglo XVI, estuvo en uso hasta el siglo XIX. Después, las nuevas vías de comunicación lo relegaron a quedar casi olvidado en un lejano camino.
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Saludando desde lo alto del puente: se aprecian sus notables dimensiones. |
Puente de un solo ojo, de unos 33 metros de luz, cimentado sobre las mismas rocas en los márgenes del río, pasa por ser uno de los puentes más grandes de Europa de estas características. Tiene unos 80 metros de longitud. Construido en piedra tallada, su sillería es de gran calidad y buen acabado, dando al puente gran robustez. Impresionan sus dimensiones y cómo salva la anchura del río a gran altura, con un solo ojo, quizá para evitar de esa manera que fuera destruido por las importantes avenidas que sufría el río Cabriel y que arrasaban los puentes de madera con cierta frecuencia. No cabe duda que el diseño en este caso ha cumplido su cometido y con el paso de los siglos ha demostrado su total eficacia. Pero no sólo destaca por su utilidad práctica sino que además, sobrepasa el río con una elegancia arquitectónica digna de admiración.
Sorprende encontrarse con un puente de estas dimensiones, antigüedad y la calidad de obra en un paraje tan remoto. El puente se sitúa cuando el río Cabriel abandona sus famosas e infranqueables Hoces y su valle comienza a ensancharse. Pero es que lo que hoy es un lugar de difícil acceso, en el momento de la construcción del puente era camino principal en la comunicación entre el Reino de Castilla y la Corona de Aragón, sirviendo el puente como aduana y donde se pagaba el "pontazgo" o "pontaje" como impuesto para poder atravesarlo, además de los posibles peajes por productos comerciales. Personas, carruajes, mercancias o ganado no se libraban del pago del impuesto, el cual debía contar con la autorización o privilegio otorgado por el Rey.
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Vista general del puente. Se yergue sobre el Cabriel en un entorno natural maravilloso, rodeado de pinares, a un paso de las Hoces del Cabriel. |
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Perspectiva longitudinal del puente, desde la orilla conquense: Unos 80 metros de longitud.
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Vista desde el lado valenciano. La persona situada sobre el ojo del puente da una referencia de sus colosales dimensiones. |
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Otra perspectiva desde la orilla valenciana.
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Asomados sobre el pretil, a casi 40 metros sobre las aguas del río Cabriel.
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El puente de Vadocañas, desde la orilla conquense. |
También es interesante ver cómo el puente se conserva prácticamente con todos sus elementos originales. Aún en los elementos más frágiles, como puede ser el pretil del puente, pueden observarse marcas e inscripciones con casi cinco siglos de historia. Fechas, cruces, huecos para acoplar algún mecanismo o soporte e inscripciones varias, pueden verse a lo largo del pretil, sobre todo en la parte central y más elevada del puente.
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El río Cabriel aguas abajo, desde el puente. Al fondo, se ven ruinas, de vetustas ventas que jalonan lo que fue una de las principales vías de comunicación entre la meseta y levante. |
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Una fecha grabada sobre el pretil Sur, en la piedra más alta del puente: ¿1591? |
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Cruces grabadas en el pretil pétreo.
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Otra cruz testigo del discurrir de las aguas del río Cabriel. |
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Más inscripciones: ¿J M?
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Huecos en el pretil, como éste, servirían para acoplar algún tipo de soporte o herramienta, ya que por el lugar donde se ubican se deduce una relación entre ellos. Su disposición no aparenta ser casual. |
Existe documentación que indica que Vadocañas ya era lugar de paso transitado antes de la construcción del puente alrededor de 1570. Se cruzaba el río a través de vados, puentes de madera, incluso balsas servían para salvar el cauce del Cabriel, hasta que se construyó este puente de piedra. Es también por este lugar por donde la Cañada de La Mancha o San Juan, comunicaba el reino de Valencia y Castilla, con el tránsito de ganado trashumante que conllevaba. Esta cañada unía La Manchuela con San Juan de Requena, para unirse allí con la cañada de la Serranía de Cuenca, continuando desde allí hacia levante. Sólo unos años después de la construcción del puente, en las Relaciones de Felipe II (1575) se describe el paraje de Vadocañas: "No hay en el dicho río barcos; e hay una muy principal puente y edificio que lo han los que lo ven a la parte de Vadocañas, camino de Requena y Valencia, de piedra labrada, fecha a costa de esta villa y repartimientos de vecinos, y con gran gasto, que duró años, por no tener de propios, de un solo ojo y de gran altura y anchura. Pasan carros y gentes. Tiene el ojo ciento y viente piés en güeco, de mucha largura. Dicen ser la mayor y mejor y de grandes y mayores piedras del reino, y pasan bestias, y todo lo demás, de Toledo y otras partes a Valencia y Requena donde está la aduana". Como se puede leer, ya entonces se identificaba como un importante puente, tanto que a día de hoy aún asombra por sus dimensiones, simplicidad, perfección y belleza constructiva.
Dos siglos después (1783) el rey Carlos III ordena una descripción geográfico histórica de la villa de Iniesta y de lo más notable que se encuentra en su término, conforme al interrogatorio formado por Don Thomás López, Geógrafo de Su Majestad, para levantar y delinear un mapa de la Diócesis de Cuenca. En el capítulo 4 se decía: "A tres leguas al Oriente hay otro puente sobre el río Cabriel, sitio que llaman de Vadocañas. Es magnífico y singular por su elevación, su ancharía y por tener un solo ojo, de modo que se encontrarán pocos de un conjunto de sus circunstancias: principia desde la primera piedra de la superficie a declinar y formar al medio círculo que representa muy perfecto; y aunque dicho río es caudaloso y suele tener unas soberbias avenidas en todos tiempos de las ramblas que desembocan en su cauce cuando llueve o nieva, no ha hecho sentimiento alguno, jamás. El referido puente se construyó a expensas de esta villa y sus propios, y es camino muy pasajero, para Valencia principalmente de herradura".
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Puente de Vadocañas: Vista general. |
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Perspectiva aérea. (Foto extraída del panel informativo junto al puente) |
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Puente de Vadocañas, en el año 1941. (Foto: Panel informativo junto al puente). |
Actualmente, el puente une en este punto los términos municipales de Iniesta (Cuenca) y Venta del Moro (Valencia), que precisamente separa el río Cabriel. Un puente de unas características sorprendentes y en un paraje natural absolutamente excepcional. Asombra encontrarse semejante obra en un lugar tan remoto, y por ahí se viene gran parte del encanto, pues como hemos comentado, se trata de uno de los más grandes de su género en Europa. Gracias a ello, si lo visitas, probablemente podrás disfrutarlo en soledad, saboreando aún más el recorrido sobre este tesoro histórico, mientras escuchas el rumor del agua bajo tus pies de uno de los ríos más limpios de España.
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eso es un puente, y no el de la Constitución!!
ResponderEliminargran obra y buen post
sigue así ��
eze
Gracias por el comentario, eze.
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