Las ventas manchegas, desde tiempos inmemoriales, han sido el lugar de avituallamiento, parada y fonda, en una tierra tradicionalmente de paso, pero surcada de importantes vías de comunicación que unían lejanas ciudades dentro de la península. De la imagen de venta que hoy conocemos ya se tiene noticia en el siglo XV, aunque si a cualquiera de nosotros nos piden que nos hagamos una imagen mental de uno de estos edificios, seguro que lo primero que nos viene a la cabeza son esas ventas que nos describe Cervantes en el Quijote.
Concretamente, la venta que hoy nos ocupa debía ser bien conocida por Cervantes. Está situada en un paraje natural espléndido como es el Valle de Alcudia. Asentada en el mismo Camino Real de la Plata, el que conducía de Toledo a Andalucía, y que era la vía principal de acceso por aquel entonces (principios del siglo XVII) para cruzar Sierra Morena, comunicando la meseta con el sur de la península. Este camino, debió ser transitado por Cervantes en varias ocasiones pues a finales del siglo XVI tenía cargo de "comisario real de abastos" (algo así como un recaudador de impuestos) y fijó su residencia en Sevilla.
¿Y qué tiene de particular la Venta de la Inés? Pues en primer lugar, Cervantes la nombra en Rinconete y Cortadillo, una de sus novelas ejemplares. También aparece en el capítulo XII de su universal Quijote una referencia a la fuente del Alcornoque, que se encuentra en las cercanías de la venta. Cuando Don Quijote se aventura en Sierra Morena, no muy lejos de aquí y le cuentan la historia de amor no correspondido entre Grisóstomo y la pastora Marcela, siendo la fuente el lugar de enterramiento del desafortunado muerto de amores Grisóstomo: "...mandó en su testamento que le enterrasen en el campo como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del Alcornoque...". La venta es por tanto un lugar que al parecer Cervantes conocía bien, así como sus inmediaciones.
En segundo lugar, aparte del valor literario de la Venta, no son muchos los establecimientos de este tipo que se conservan en la región, y que ya estuvieran en funcionamiento en los siglos XVI y XVII. Son contados los ejemplos, ya que muchos de ellos ya han sucumbido y se han venido abajo por falta de uso, pues las vías de comunicación en las que antes se encontraban han sido sustituidas por modernas carreteras con diferente trazado. Es por tanto un ejemplo vivo y casi único de estas posadas que son parte de la historia de nuestra Mancha.
En los tiempos de Cervantes, la venta era conocida como Venta del Alcalde. Su nombre actual se lo debe a la propietaria que regentó el negocio desde 1774 hasta 1807, Inés Ruiz Castellanos, nombre con el que se documentó por primera vez en 1820 en el Archivo de Almodóvar del Campo. La venta está compuesta por las cuadras, cocina exterior, cochera y la venta propiamente dicha. Este último edificio, se distribuye con un pasillo central compuesto por arcos de medio punto y cuyo piso es de cantos rodados apisonados. A lo largo de este pasillo se distribuyen las diferentes estancias.
En el entorno cercano, además de la fuente del Alcornoque, se encuentra la Cueva de la Venta, con pinturas rupestres. Actualmente, el acceso a ambas se encuentra restringido y se debe solicitar permiso, por encontrarse dentro de la vecina finca Cotofía, aunque numerosos grupos ecologistas y asociaciones defienden que el paso se hace siguiendo el margen del río que es de titularidad pública y que no debería permitirse esa restricción por parte de un particular, ya que tanto la venta como su entorno fueron declarados Bien de Interés Cultural. No es el único problema que los propietarios de la Cotofía han causado a la venta. La venta está habitada por un anciano Felipe Ferreiro, que cuenta ya con más de 85 años. Su familia ha sido propietaria de la venta desde hace 5 generaciones y desde que se negó a vender la venta a su vecino "el poderoso" (como lo llama Felipe), se ha encontrado con numerosos problemas que aún perviven a pesar de contar con varias sentencias judiciales a su favor. Dificultades para poder disponer de energía eléctrica, cortes de caminos públicos para acceder a la venta, o incluso impedir el uso de agua del río Tablillas para abastecerla, como se ha hecho desde hace varios siglos. Problemas que parecen perdurar en el tiempo y que son tema recurrente en la prensa desde hace muchos años... Lamentablemente, no son la única polémica en el Valle de Alcudia entre grandes fincas y los accesos y aprovechamiento de caminos públicos.
La venta, abandonó su actividad comercial en 1911 y entonces se convirtió en vivienda particular. A pesar de todo, la Venta de la Inés sigue contando con ese halo mágico que espero que mantenga por los siglos venideros y siga conservando esa esencia de venta manchega del Siglo de Oro.
Concretamente, la venta que hoy nos ocupa debía ser bien conocida por Cervantes. Está situada en un paraje natural espléndido como es el Valle de Alcudia. Asentada en el mismo Camino Real de la Plata, el que conducía de Toledo a Andalucía, y que era la vía principal de acceso por aquel entonces (principios del siglo XVII) para cruzar Sierra Morena, comunicando la meseta con el sur de la península. Este camino, debió ser transitado por Cervantes en varias ocasiones pues a finales del siglo XVI tenía cargo de "comisario real de abastos" (algo así como un recaudador de impuestos) y fijó su residencia en Sevilla.
Grupo senderista frente a la Venta de la Inés (diciembre 2007) Entre ellos, su propietario Felipe Ferreiro, con mono azul. |
¿Y qué tiene de particular la Venta de la Inés? Pues en primer lugar, Cervantes la nombra en Rinconete y Cortadillo, una de sus novelas ejemplares. También aparece en el capítulo XII de su universal Quijote una referencia a la fuente del Alcornoque, que se encuentra en las cercanías de la venta. Cuando Don Quijote se aventura en Sierra Morena, no muy lejos de aquí y le cuentan la historia de amor no correspondido entre Grisóstomo y la pastora Marcela, siendo la fuente el lugar de enterramiento del desafortunado muerto de amores Grisóstomo: "...mandó en su testamento que le enterrasen en el campo como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del Alcornoque...". La venta es por tanto un lugar que al parecer Cervantes conocía bien, así como sus inmediaciones.
En segundo lugar, aparte del valor literario de la Venta, no son muchos los establecimientos de este tipo que se conservan en la región, y que ya estuvieran en funcionamiento en los siglos XVI y XVII. Son contados los ejemplos, ya que muchos de ellos ya han sucumbido y se han venido abajo por falta de uso, pues las vías de comunicación en las que antes se encontraban han sido sustituidas por modernas carreteras con diferente trazado. Es por tanto un ejemplo vivo y casi único de estas posadas que son parte de la historia de nuestra Mancha.
En los tiempos de Cervantes, la venta era conocida como Venta del Alcalde. Su nombre actual se lo debe a la propietaria que regentó el negocio desde 1774 hasta 1807, Inés Ruiz Castellanos, nombre con el que se documentó por primera vez en 1820 en el Archivo de Almodóvar del Campo. La venta está compuesta por las cuadras, cocina exterior, cochera y la venta propiamente dicha. Este último edificio, se distribuye con un pasillo central compuesto por arcos de medio punto y cuyo piso es de cantos rodados apisonados. A lo largo de este pasillo se distribuyen las diferentes estancias.
Interior de la Venta (Foto: valledealcudia.net) |
En el entorno cercano, además de la fuente del Alcornoque, se encuentra la Cueva de la Venta, con pinturas rupestres. Actualmente, el acceso a ambas se encuentra restringido y se debe solicitar permiso, por encontrarse dentro de la vecina finca Cotofía, aunque numerosos grupos ecologistas y asociaciones defienden que el paso se hace siguiendo el margen del río que es de titularidad pública y que no debería permitirse esa restricción por parte de un particular, ya que tanto la venta como su entorno fueron declarados Bien de Interés Cultural. No es el único problema que los propietarios de la Cotofía han causado a la venta. La venta está habitada por un anciano Felipe Ferreiro, que cuenta ya con más de 85 años. Su familia ha sido propietaria de la venta desde hace 5 generaciones y desde que se negó a vender la venta a su vecino "el poderoso" (como lo llama Felipe), se ha encontrado con numerosos problemas que aún perviven a pesar de contar con varias sentencias judiciales a su favor. Dificultades para poder disponer de energía eléctrica, cortes de caminos públicos para acceder a la venta, o incluso impedir el uso de agua del río Tablillas para abastecerla, como se ha hecho desde hace varios siglos. Problemas que parecen perdurar en el tiempo y que son tema recurrente en la prensa desde hace muchos años... Lamentablemente, no son la única polémica en el Valle de Alcudia entre grandes fincas y los accesos y aprovechamiento de caminos públicos.
La venta, abandonó su actividad comercial en 1911 y entonces se convirtió en vivienda particular. A pesar de todo, la Venta de la Inés sigue contando con ese halo mágico que espero que mantenga por los siglos venideros y siga conservando esa esencia de venta manchega del Siglo de Oro.
----- MAPA -----
Tras 27 años sin suministro, el agua vuelve a la Venta a través de una nueva conducción.
ResponderEliminarMás información en este enlace:
Noticia en miciudadreal.es
Muchas gracias por tu trabajo, me ha resultado muy interesante .
ResponderEliminarGracias a ti por tu atenta lectura, AIGarcía.
Eliminar