Vía romana (Segóbriga - Carthago Nova)

La ciudad romana de Segóbriga, de la que ya hemos hablado brevemente en entrada dedicada al templo de Diana, al ser uno de los más importantes núcleos urbanos de la península por aquel entonces, como es natural, estaba comunicada con el resto de ciudades a través de diferentes caminos o vías de comunicación. Desde Segóbriga partía la calzada que conducía a CARTHAGO NOVA. Esta vía tendría que ser de importancia, dado el marcado carácter comercial de la ciudad, basado en la extracción de LAPIS SPECVLARIS (cristales de yeso) que después era usado en gran parte del imperio. Por tanto, es de suponer que gran parte de las mercancías fueran trasladadas por esta vía hacía el puerto de CARTHAGO NOVA para su posterior transporte y distribución.

El trazado de las diferentes calzadas y vías romanas en la península es en gran parte de los casos una incógnita aún no resuelta. Si bien, se conoce cuáles eran las principales y su recorrido aproximado, ubicarlas con exactitud es otro cantar, pues los restos y referencias encontradas son escasas, y no todos los tramos estaban "empedrados", tal y como nos imaginamos una clásica calzada romana. Sólo los tramos urbanos o cercanos a ciudades, realmente transitados e importantes tenían un acabado "enlosado", pues en recorridos fuera de urbes, bastaba un pavimento de grava apisonada, sobre piedras de mayor grosor que hacían de cimentación, para lograr una superficie compacta e uniforme (y mucho más barata, también sea dicho). Obviamente, la calidad de la construcción ha sido uno de los factores que han impedido que muchos tramos de estos caminos se hayan perdido y que no hayan perdurado hasta nuestros días. Pero aún podemos encontrar algunos ejemplos de tramos empedrados o en los que se observan las capas inferiores de las calzadas, formadas por piedras más gruesas sobre las que se asentaban las gravillas o zahorras superficiales apisonadas, estas últimas como capa de rodadura.

Volviendo a la calzada que nos ocupa, en Segóbriga, actualmente, aún no se conoce a ciencia cierta por donde entraba en la ciudad la calzada desde CARTHAGO NOVA, ni su trazado por las proximidades, existiendo varias teorías sobre su recorrido. Una de las opciones que se barajan es que pasase por este lugar que os vengo a enseñar, atravesando el bosque y descendiendo desde el cerro de los Santos. Estos cerros conservan la vegetación de encinas, quejigos y bosque mediterráneo tal y como probablemente se conoció en época romana. Por aquel entonces, se trataba de un bosque sagrado (LVCVS). Este sendero, además, pasaba junto a las Canteras de los Rostros (desde donde se extraía piedra para las construcciones de Segóbriga) y a escasos metros el templo rupestre de Diana, cruzando el río Gigüela por un puente que todavía subsiste, aunque muy alterado. Si bien hay dudas sobre si esta era la calzada principal que llevaba a Carthago Nova, sí es cierto que presenta ciertas evidencias de que fue un camino ya usado desde tiempos ancestrales, como son los restos de carriladas (marcas erosivas de las ruedas de los carruajes en las piedras), pavimentos de piedra, etc.

Un camino milenario. La disposición de las losas, desde luego, no es casual.

El camino parte desde Segóbriga, cruza el río Gigüela y se interna en el bosque. Es en esta zona boscosa y poco transitada donde se pueden encontrar durante aproximadamente 100 metros el camino enlosado, y algunas carriladas que marcaron las piedras desde hace siglos.

Pasear por este sendero es una experiencia que te trasladará a tiempos de Roma, en el monte, rodeado de vegetación tal y como la vieran sus habitantes hace 2000 años, caminando entre las canteras romanas y pisando el mismo camino que recorrieran nuestros antepasados, atravesando un bosque sagrado. Ni que decir tiene que si haces una visita al lugar debes respetar el monte, la calzada y otros restos arqueológicos.

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