La Batanera

Un conocido lugar en las proximidades de Fuencaliente es el de La Batanera, donde en un mismo paraje, se puede disfrutar de una bella cascada y de unos abrigos con pinturas rupestres, todo ello, rodeado del monte y la naturaleza que caracteriza a la Sierra Madrona.

Vista general del paraje de La Batanera

El río Cereceda se adentra en una garganta, formando la cascada de la batanera. También se la conoce como la chorrera de los batanes. Es un salto de unos 10 metros de altura. En su parte superior, el río discurre sobre roca desnuda fuertemente erosionada y pulida por el paso del agua durante siglos. En épocas de abundante lluvia, el sonido de la cascada hace de banda sonora a todo el entorno. El lugar emana belleza y naturaleza: el río encajado en la roca y el monte que lo envuelve, junto con el discurrir del agua y su caída en esta estrecha garganta.

Cascada de La Batanera

Desde la parte superior de la cascada. El río cae y se adentra en una garganta.

Otra perspectiva de la cascada, donde vemos una persona en su parte superior.

Las grandes rocas sobre la cascada presentan una erosión y pulido destacable.

Junto a la cascada, se encuentra la cueva de la batanera. En realidad, no se trata de una cueva en sí sino de unos abrigos en la roca cuarcítica donde se observan varios paneles de pinturas rupestres. Las figuras humanas, presumiblemente agricultores y pastores, junto con representaciones de animales son las que predominan. También hay algunas formas geométricas, como círculos y triángulos, que se piensa pueden ser chozas o elementos de sus aldeas. Destaca una figura antropomorfa, identificada como un posible hombre portando hoces, que pondría de manifiesto la relación de estas poblaciones con la agricultura del cereal.

Los paneles de pinturas se hallan protegidos por rejas.
Algunas de las figuras que podemos encontrar en la pared
(extraído del panel informativo a los pies de las pinturas)

Estas son las figuras que mejor se aprecian. En ella, se ve lo que puede ser un hombre portando hoces.

Otro panel en el que las pinturas se ven peor. El sol y la sombra de las rejas no ayudó a la hora de hacer la foto.
Bajo la sombra del segundo barrote a la derecha se aprecia un diagrama circular.

Las pinturas de la Batanera, junto con las cercanas de Peña Escrita, forman parte de las primeras obras de arte prehistóricas conocidas, tanto de la península como posiblemente del mundo. Descubiertas a final del siglo XVIII por López de Cárdenas, un cura párroco de Montoro, mientras recogía minerales y antigüedades para el Conde de Floridablanca. fueron estudiadas y dadas a conocer por Henri Breuil en 1911 y declaradas Monumento Nacional en 1924. Se les calcula una antigüedad entre 3000 y 5000 años, lo que las hace relativamente "recientes", sobre todo comparándolas con otras como las de Altamira (Cantabria) que tienen hasta 14.000 años. Es un auténtico privilegio y placer poder contemplarlas de cerca.

Otra vista general del río Cereceda, desde la senda de acceso al paraje.

El acceso se hace desde la carretera N-420, por un camino que tiene señales indicativas de pinturas rupestres. Aunque el camino no es del todo bueno, transitando con cuidado, se puede llegar con un turismo convencional hasta el aparcamiento a unos 200 metros de la cascada. Desde allí, parte un sendero empedrado que desciende hasta el río, con la cascada. Y cruzando el río, se llega a las pinturas rupestres.

Sin duda, ya desde muy antiguo este lugar era considerado especial por los hombres que lo habitaban. Un rincón impregnado de magia, donde naturaleza e historia se aúnan.


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