En el profundo y recóndito valle del río Cabriel vive este árbol singular, con un porte, altura y tamaño de impresión. Se trata de un plátano de sombra (Platanus × hispanica), también conocidos como plataneros. Se encuentra en el término municipal de Villamalea (Albacete), en la aldea despoblada de Tamayo, junto al cauce del río Cabriel.
Varios niños abrazan el Platanero de Tamayo. |
Tamayo ha sido tradicionalmente uno de los puntos para cruzar el río Cabriel en este remoto valle; una puerta de acceso entre la comarca de la Manchuela y Valencia, en el que el propio río hace de límite territorial entre las comunidades autónomas (Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana). Nuevas vías de comunicación y lo remoto del lugar han despoblado la aldea. Para hacerse una idea, llegar hasta Tamayo lleva una media hora para recorrer los 15 km en coche desde el pueblo más cercano de Albacete (Casas Ibañez), cuando el lugar se encuentra a menos de 10 km en línea recta, por una pista llena de baches y curvas para descender a lo profundo del valle. Desde el lado valenciano la cosa no está más fácil (desde el municipio de Venta del Moro) en una carreterilla estrecha y en mal estado. Todo ello, dentro del parque natural de las Hoces del Cabriel, donde los caminos son tortuosos y moverse con un vehículo es complicado. Hoy en día, la zona es frecuentada por practicantes de deportes de aventura y empresas de turismo activo, ya que esta parte del río Cabriel es ideal para la práctica del "rafting" o descenso de aguas bravas.
Aspecto del valle del río Cabriel a su paso por Tamayo. |
Los habitantes de esta pequeña aldea, ahora despoblada, vivían fundamentalmente del cultivo de las huertas en las orillas del Cabriel. Poco más que unas ruinas quedan de lo que fue la aldea. Entre ellas, las de la pequeña ermita de la Virgen de Tejeda, de la que apenas se distingue una hornacina donde estuviera ubicado el altar y un par de paredes.
Ruinas de la ermita de la Virgen de Tejeda. |
El platanero de Tamayo tras la ermita. |
Los ancianos de los pueblos cercanos, aún recuerdan los momentos cuando bajo el imponente Platanero de Tamayo se organizaban bailes para los habitantes de aldeas de la ribera del Cabriel, durante la celebración de la fiesta en honor a la Virgen de Tejeda (8 de septiembre). Los carros se arremolinaban alrededor del árbol delimitando así el lugar donde celebrar el baile y la verbena. De esas fiestas y sus bailes bajo el árbol, de las que el Platanero de Tamayo fue testigo, sólo queda un lejano recuerdo en la memoria de los mayores de los alrededores.
Catalogado como árbol singular, las dimensiones del árbol son realmente colosales. Su altura supera los 30 metros y su tronco tiene un perímetro de más de 6 metros. El plátano de sombra es un árbol de crecimiento rápido y puede llegar a una edad de alrededor de 300 años. Sin duda, por su tamaño y por las historias que se cuentan de los bailes realizados antaño bajo su sombra, el platanero de Tamayo debe ser mucho más que centenario.
El grosor del tronco es sorprendente. Por tomar referencias, el niño más alto mide aproximadamente 1.70 metros. |
Otra perspectiva de las dimensiones del árbol, con una niña agachada unos metros por detrás. |
Detenerse un momento bajo el platanero de Tamayo te hace sentir muy pequeño. Abrazar a un ser tan longevo y colosal, te convierte en un humano diminuto. Asombra cobijarse bajo su copa. Testigo de tantas historias, el platanero sigue en pie como único recuerdo de los bailes de antaño en Tamayo.
Colosales dimensiones del Platanero de Tamayo. |
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Muy interesante, desconocía la existencia de este árbol monumental en la Manchuela.
ResponderEliminarMe alegra habértelo descubierto. Ojalá se cuidaran y conocieran mucho más y mejor cada uno de estos sorprendentes y longevos seres.
EliminarPodríamos evitar o al menos retrasar su deterioro, como lamentablemente les ocurrió al Olmo del frontón (Casas Ibáñez) o a la encina milenaria (valle de Alcudia), a los que ya dediqué sendas entradas.
Gracias por comentar AIGarcia.