Motilla del Azuer

En las cercanías de Daimiel, junto al río Azuer, podemos encontrar un yacimiento verdaderamente único y singular; un espectacular testimonio de la forma de vida que mantenían los grupos humanos en La Mancha durante la prehistoria, concretamente en la Edad de Bronce. Se trata de la Motilla del Azuer.

Motilla del Azuer

Vista aérea de la Motilla del Azuer (foto: http://motilladelazuer.es)

Nos remontamos unos 2000 años antes de Cristo. En aquella época, los habitantes de estas tierras ya vivían en asentamientos fijos, donde ejercían fundamentalmente labores de ganadería y agricultura para su subsistencia. Los poblados se establecían fundamentalmente en las cercanías de los ríos, formados por cabañas de planta ovalada, que se construían con una base de sus muros (zócalos) de piedra unida con barro y el resto se supone que se alzaba con maderas, y pieles y/o cañas para los techos. Esos materiales más frágiles, tras casi 4000 años desaparecen, pero aún es posible hallar en los yacimientos los zócales de los muros construidos en piedra.

Los asentamientos de la Edad de Bronce hallados en La Mancha, suelen tener unas características particulares y diferenciadas del resto de la península, por lo que se habla específicamente de un "Bronce Manchego". Una de las singularidades que lo distingue es la llamada "cultura de las motillas". Una "mota", en una de sus acepciones, según el diccionario de la RAE, es una "elevación del terreno de poca altura, natural o artificial, que se levanta sola en un llano". En La Mancha, llanuras hay para aburrir. Y en ocasiones, llama la atención la aparición de pequeños montículos sobre la llanura, es decir, de "motillas". ¿Y qué pinta un montículo ahí en medio de la nada? Pues resulta que muchos de ellos son artificiales; son restos de pequeñas edificaciones prehistóricas fortificadas, de la Edad del Bronce. Edificios que tras cuatro milenios olvidados, colapsaron y siglo tras siglo fueron cubiertos por sedimentos, hasta formar estos montículos que hoy en día se aprecian.

Esa estructura, tapada por los sedimentos de 4000 años, da lugar a una motilla, es decir, un pequeño montículo aislado en la llanura.

Estos "castillos" prehistóricos son la característica principal de "la cultura de las motillas" y una de las señas de identidad del bronce manchego. En la actualidad, hay más de 30 motillas identificadas en La Mancha, casi todas en la provincia de Ciudad Real y alguna más en Albacete, donde también reciben el nombre de "morras".

La Motilla del Azuer es la única en la que se ha realizado un estudio arqueológico en profundidad, con excavaciones durante cuatro décadas y reconstrucción de estructuras. Otras, o se han realizado pequeños estudios, o simplemente se han identificado, o en el peor de los casos, han sido víctimas de expolios o arrasadas por los agricultores para allanar el terreno y ganar algo de superficie de cultivo a costa de destrozar milenios patrimonio y de valiosa historia.

En un periodo de tiempo en el que aún no existía la escritura, la Motilla del Azuer supone un valioso testimonio para interpretar la vida de nuestros antepasados prehistóricos. Estas fortificaciones, servían como refugio a los habitantes del poblado. Estaban formadas por varios muros de piedra y barro, formando anillos concéntricos fortificados. Dentro, se distribuían numerosos silos para almacenar grano y habitáculos donde resguardar a la población y el ganado. En una zona central, la presencia de un pozo o aljibe servía para abastecer de agua a los habitantes en caso de asedio. La zona más elevada de la construcción, servía de atalaya desde donde observar a kilómetros de distancia en la llanura. Habitualmente, las poblaciones y motillas se situaban a pocos kilómetros de distancia, existiendo contacto visual entre ellas, y generalmente su ubicación estaba muy relacionada con la existencia de acuíferos o proximidad con los cauces fluviales.

El poblado en sí, se distribuía alrededor de la fortificación. Se supone entonces, que los habitantes del poblado sólo usaban el "castillo" en caso de peligro, donde se podrían guarecer ante ataques externos, disponiendo de grano almacenado, ganado y agua.

Visitantes en lo alto de uno de los muros

Torre y patio interior principal

Recovecos en los muros interiores

La Motilla del Azuer es un ejemplo espectacular que nos ilustra cómo sería la vida de los habitantes en la prehistoria manchega. Pasear entre sus muros te transporta 4 milenios en el tiempo e impresiona imaginar las duras condiciones de vida de entonces, y cómo con la tecnología existente se pudo levantar semejante construcción. En su interior, se encuentra el pozo más antiguo de la península ibérica (se estima que debe tener unos 4500 años). Desde el fondo del pozo hasta lo alto de la torre, 25 metros de altura. Alrededor de él, varios anillos concéntricos de muros y pasadizos laberínticos lo protegen, y albergan almacenes y silos. También hay restos de hornos, que denotan una gran actividad en la fabricación de utensilios cerámicos, tostado de cereal o herramientas de bronce.

Recipientes cerámicos hallados en la motilla del Azuer (museo comarcal de Daimiel)

Silos en un pasillo interior de la fortificación

Pasillos estrechos y altos. Parece un laberinto

Vista de los silos desde lo alto de uno de los muros

Impresionante imagen del pozo y patio interior, desde la torre más alta

La profundidad de pozo comparada con un niño que lo observa desde arriba

Detalle del fondo del pozo. En este momento seco, pero en época de lluvia puede llegar a llenarse con más de 5 metros de agua.


La inexistencia de escritura nos impide conocer la organización social de la época y sólo podemos hacernos una idea gracias a los estudios arqueológicos. Por ejemplo, a pesar de que los enterramientos se hacen en el propio poblado, se han encontrado algunos enterramientos en el interior de la motilla, aunque sin apenas ajuares. Esto hace suponer que podrían ser los restos de los personajes relevantes del poblado, pero que no poseían grandes riquezas ni excesivo poder. Se supone entonces que podrían depender de otros poblados, o incluso formar una red común, dada la distribución y distancia entre ellos. La monumentalidad de la construcción y esta red de motillas lleva a pensar que podría existir una jerarquía social organizada, pero que en la actualidad se desconoce.

Algunas teorías, incluso, ven en este tipo de estructuras vestigios de la antigua y misteriosa civilización de la Atlántida, tal y como lo describió Platón, con ciudades distribuidas en anillos concéntricos. Por ejemplo, en el siguiente vídeo, fragmento de un documental de National Geographic:



Para finalizar, enlazo otro espectacular vídeo promocional de La Motilla del Azuer, donde se aprecia su estructura desde el aire:




La Motilla del Azuer, por su relevancia en la prehistoria y concretamente dentro del bronce manchego, es un yacimiento único en la península, que ha aportado valiosa información sobre la vida de nuestros antepasados. No todos los días se puede pasear por una construcción que se levantó a la par que las pirámides de Egipto y que debe estar entre las más antiguas de España. Espero que si la visitáis, sepáis apreciar la historia que encierran sus muros y os ayude a poneros en la piel de los que la habitaron. Un auténtico tesoro arqueológico en la llanura manchega y único en la península.


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Comentarios

  1. Tenemos un tesoro, una joya histórica a nivel internacional, y a penas lo apreciamos. Gracias una vez más por compartir y difundir nuestro maravilloso patrimonio.

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    1. Así somos. En otros lugares, apreciamos el patrimonio y pagamos por verlo. Aquí, en muchas ocasiones, ni se conoce. Basta comprobar como la mayoría de las visitas de la Motilla del Azuer son de gente venida de lejos.

      La divulgación de estos tesoros manchegos es precisamente el objetivo de este humilde blog. Y mientras tanto, más de 30 motillas similares a esta siguen bajo tierra (o en el peor de los casos, ya han desaparecido).

      Muchas gracias por tu comentario, Marta.

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