Volvemos a La Manchuela a visitar otro árbol singular. Esta vez dentro del casco urbano de la localidad de Casas Ibáñez. Se trata de un olmo (Ulmus Minor) de gran tamaño y centenario. No es muy original en su nombre; la denominación "olmo del frontón" le viene porque está plantado junto a la pista de frontón del pueblo.
Tal y como reza en un cartel informativo junto a el árbol, se trataba del "último de una antigua alineación de olmos en la calle Daoiz y Velarde, que desapareció en la década siguiente a 1930, cuando fueron urbanizadas las huertas que existían a los lados".
Y digo que "se trataba", porque podíamos disfrutar del magnífico porte de este olmo hasta hace poco: El árbol ha muerto y se ha secado. Actualmente, un tronco seco y hueco se yergue con sus ramas amputadas, formando una melancólica y yerma estampa.
En su día, alcanzó una altura de unos 13 metros, un perímetro (a un metro del suelo) de 3,25 metros y un diámetro en la copa de unos 14. Dimensiones considerables para un árbol de su especie, que como máximo alcanza de 15 a 20 metros de altura.
Según cuenta el cartel, el olmo fue "declarado árbol monumental en pleno municipal de 22 de septiembre de 2003. El enclave fue reformado para favorecer sus condiciones de vida". Pues de poco le ha valido, porque después de su larga vida, tan sólo ha disfrutado de esta condición unos pocos años.
Actualmente, a su lado, otro joven olmo ha sido plantado, supongo que en un intento de reparar lo irreparable. Como si se intentara restaurar la memoria del gran olmo, ese que no se supo o se pudo mantener vivo.
Los olmos están gravemente amenazados a causa de la grafiosis; una enfermedad causada por hongos y que acaba en poco tiempo con los árboles afectados. A esta enfermedad se le ha considerado una de las más devastadores en el mundo vegetal a lo largo del siglo XX, causando la muerte a millones de olmos en España y en todo el mundo. Se llega al punto de que algunas especies más vulnerables a la grafiosis pueden verse abocadas a la extinción. Desconozco si la enfermedad ha sido la causa de la muerte del olmo del frontón, después de una larga vida más que centenaria. Difícil será que el pequeño árbol, ahora plantado a su lado, alcance el mismo tamaño y edad que el viejo olmo.
Tristeza la que sentí al ver este hermoso ejemplar muerto. Cómo si nos sobraran grandes árboles en La Mancha... En fin...
Olmo del frontón hace tan solo unos años (Foto: usuario "travesierra", en Panoramio) |
Tal y como reza en un cartel informativo junto a el árbol, se trataba del "último de una antigua alineación de olmos en la calle Daoiz y Velarde, que desapareció en la década siguiente a 1930, cuando fueron urbanizadas las huertas que existían a los lados".
Y digo que "se trataba", porque podíamos disfrutar del magnífico porte de este olmo hasta hace poco: El árbol ha muerto y se ha secado. Actualmente, un tronco seco y hueco se yergue con sus ramas amputadas, formando una melancólica y yerma estampa.
Olmo del frontón (julio 2017): Seco, hueco y amputado |
En su día, alcanzó una altura de unos 13 metros, un perímetro (a un metro del suelo) de 3,25 metros y un diámetro en la copa de unos 14. Dimensiones considerables para un árbol de su especie, que como máximo alcanza de 15 a 20 metros de altura.
Según cuenta el cartel, el olmo fue "declarado árbol monumental en pleno municipal de 22 de septiembre de 2003. El enclave fue reformado para favorecer sus condiciones de vida". Pues de poco le ha valido, porque después de su larga vida, tan sólo ha disfrutado de esta condición unos pocos años.
Actualmente, a su lado, otro joven olmo ha sido plantado, supongo que en un intento de reparar lo irreparable. Como si se intentara restaurar la memoria del gran olmo, ese que no se supo o se pudo mantener vivo.
Joven árbol plantado junto al cadáver del viejo olmo del frontón. |
Los olmos están gravemente amenazados a causa de la grafiosis; una enfermedad causada por hongos y que acaba en poco tiempo con los árboles afectados. A esta enfermedad se le ha considerado una de las más devastadores en el mundo vegetal a lo largo del siglo XX, causando la muerte a millones de olmos en España y en todo el mundo. Se llega al punto de que algunas especies más vulnerables a la grafiosis pueden verse abocadas a la extinción. Desconozco si la enfermedad ha sido la causa de la muerte del olmo del frontón, después de una larga vida más que centenaria. Difícil será que el pequeño árbol, ahora plantado a su lado, alcance el mismo tamaño y edad que el viejo olmo.
Tristeza la que sentí al ver este hermoso ejemplar muerto. Cómo si nos sobraran grandes árboles en La Mancha... En fin...
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