Central "El Molinar"

En Villa de Ves (Albacete), casi rozando la provincia de Valencia, la central hidroeléctrica "El Molinar" es uno de esos lugares olvidados que no dejan indiferente. El abandono de las instalaciones y el remoto paraje donde se encuentra le dan un halo de misterio inigualable. La central yace atrapada en el fondo de los profundos cañones del Júcar, donde el paisaje y la dificultad de acceso la convierten en uno de los lugares manchegos más cautivadores en los que he estado, al menos en lo que a arqueología industrial se refiere (con permiso de El Martinete en Los Pozuelos de Calatrava).

Central del Molinar al principio del siglo XX
(Foto: http://olmodevilladeves.blogspot.com)

Pero para entender lo que la central del Molinar supuso y supone, hay que empezar conociendo su historia y las razones por la que semejante construcción se encuentra en tan inaccesible lugar. Transcurrían los primeros años del siglo XX cuando el negocio de la generación de energía eléctrica comenzaba a florecer. Hasta entonces, el negocio de la electricidad se limitaba a pequeñas centrales de corriente continua, que servían para alimentar modestos centros de consumo a corta distancia. Valga como ejemplo la central que construyó el magnate Enrique Gosálvez junto a Villalgordo del Júcar y que hizo de este pueblo manchego uno de los primeros de España en disponer de alumbrado público eléctrico en sus calles. Esa central de Villalgordo se levantó para abastecer el complejo industrial papelero de los Gosálvez, en la misma finca donde se situaba su increíble palacio, al que ya dediqué una entrada (que recomiendo encarecidamente leer para conocer su historia, deleitarse con las fotos y como no, visitar si se tiene la ocasión).

Pues bien, precisamente se daba el caso de que Enrique Gosálvez poseía los derechos de explotación hidroeléctrica de prácticamente todo el río Júcar a su paso por la comarca de La Manchuela. Por aquellos años, acababa de fundarse Hidroeléctrica Española (1907). Esa recién nacida compañía, que dará lugar tras la fusión con Iberduero en 1992 a la actual Iberdrola, compró a Enrique Gosálvez los derechos de explotación en esta zona, dado el gran potencial de generación hidroeléctrica que proporcionaba la orografía de la cuenca del Júcar. Para las infraestructuras que se podían construir en la época, se podían conseguir saltos de altura suficiente en pocos kilómetros, ayudándose de la construcción de derivaciones, canales y túneles. Hoy en día, la ingeniería actual permite la construcción de presas con otras características para conseguir potencias de generación mayores pero en aquel entonces, esta zona del Júcar era propicia para estos menesteres.

En fin, que en Villa de Ves (Albacete), en la comarca de la Manchuela, Hidroeléctrica Española construye la central de "El Molinar". Hito que supone la primera gran central hidroeléctrica de España generadora de corriente alterna. Hasta entonces, la corriente continua sólo permitía el transporte de la energía a muy cortas distancias, por lo que las centrales eran de pequeño tamaño y estaban cerca de los puntos de consumo. La invención, a finales del XIX, de la tecnología que permitía generar corriente alterna, supuso un salto en el transporte de la energía eléctrica a grandes distancias, cosa que resultaba imposible con la corriente continua. La central de "El Molinar" constituyó el primer gran centro de generación que alimentaría de energía eléctrica a Madrid, a tan larga distancia, y supuso un primer hito en lo que la construcción de estas nuevas y grandes centrales hidroeléctricas.

La central se construyó entre 1907 y 1909. Hay que visitar los cañones del Júcar en Villa de Ves para hacerse una idea de lo faraónico de semejante proyecto. Si ya hoy, los caminos por la zona son complicados, a causa de su difícil orografía, habría que imaginarlos hace más de un siglo, recorriéndolos con carros tirados por bueyes para transportar la maquinaria y materiales de construcción. Se construyeron y adecentaron caminos que recorrían el fondo del cañón, para acceder desde la zona de la presa del Molinar (a unos 4 km), que llegaban hasta la central e incluso hasta Jalance (Valencia), atravesando varios túneles cavados a pico y pala o con ayuda de explosivos.

Imaginad por un momento lo que tan magna obra supuso para la comarca y para Villa de Ves, un pueblo que actualmente tiene menos de 100 habitantes. Por aquel entonces, la llegada de cientos de obreros, animales de carga, ingenieros, vehículos, capataces y un largo etcétera, supuso una auténtica revolución en tan pequeño pueblo donde la agricultura era casi su exclusivo medio de vida. En sólo 2 años, hubo que construir la central, la presa, el canal que transportaba el agua desde la presa a la central y un poblado para albergar al gran grueso de los trabajadores.

El funcionamiento de la central era el siguiente: El agua, se recogía y desviaba gracias a una presa que actualmente se ubica bajo las aguas de lo que hoy es el embalse del Molinar. Esa antigua presa, que ya fue destruida cuando se construyó el nuevo embalse, desviaba el agua hasta un canal. El canal aún es visible cuando el agua del embalse desciende lo suficiente. El agua era transportada con mínimo desnivel a lo largo de este canal hasta adentrarse en un túnel, que se construyó a base de pico, pala y barrenos. Un túnel que suponía una durísima e impresionante obra para la época. El agua recorría el túnel de casi ¡cuatro km de longitud!, bajo las paredes del cañón del Júcar, de forma prácticamente horizontal. A medida que se recorre el canal, el lecho del río va descendiendo lentamente. De esa manera, cuando el agua sale del túnel de nuevo a la superficie, aparece a unos 60 metros de altura justo sobre la central, que se construyó a nivel del río. Desde ahí, descendía por unas conducciones para alcanzar la velocidad y fuerza suficiente para mover las enormes turbinas que generaban la energía eléctrica. Podéis ver las tuberías con detalle en la primera foto de la entrada.

La central desde la cisterna de presión forzada, desde donde se dejaba caer el agua por las tuberías.
En primer plano, la sala de turbinas, con su techumbre derruida.
Al otro lado del río, en la ladera opuesta, se divisa una construcción que al parecer albergaba los transformadores desde donde partía la línea de alta tensión.


Otra vista desde las alturas de la central. Como se aprecia, la naturaleza ha seguido su curso, atrapando al edificio.
Comparen la arboleda actual de esta foto con la primera foto de la entrada, con un entorno completamente deforestado.

El edificio de la propia central, consta de varias plantas, que albergaban diferentes salas u oficinas. La mayor y más destacable, la sala de turbinas. El edificio es un importante ejemplo de arquitectura industrial de principios del siglo XX. Actualmente, la central es prácticamente un esqueleto. Su estructura y paredes se conservan, pero toda la maquinaria interior y las conducciones de agua fueron desmanteladas. Aún es visible también una larga, estrecha y empinada rampa que parte de las inmediaciones de la central y se encarama a lo largo de la pared del cañón, hasta llegar a la zona donde desembocaba el túnel con el agua, y más arriba, a una especie de explanada. Al parecer, esta rampa, sobre la que había unos raíles metálicos, servía para transportar material desde la central a la parte superior del cañón del río y viceversa. Para ello, se servía de una especie de montacargas o vagoneta que transitaba sobre los raíles. En la primera foto de la entrada, se aprecia este raíl que asciende la empinada ladera de forma paralela a las tuberías, con una pendiente de unos 45 grados.

Accediendo al edificio por la puerta principal


Exterior de la sala de turbinas, atrapada entre la vegetación

Fachada

La altura del edificio es considerable.
El paso del tiempo le ha dado un fantasmal aspecto de abandono.


Sala de turbinas a principio de siglo XX
(Foto: http://olmodevilladeves.blogspot.com)

La misma sala de turbinas que en la foto anterior en la actualidad.
Contemplarla es una sensación única, evocando lo que un día llegó a ser y la dificultad de construir semejante edificio en un lugar como este. Hay que estar allí para entenderlo y sentirlo.
Si a eso le sumamos que estamos en un lugar remoto, rodeado de naturaleza y posiblemente en soledad, puede ser una experiencia realmente inolvidable. 



Detalle del tejado de la sala de turbinas.
La techumbre aún conserva tejas y la estructura amenaza desplomarse. Puede ser peligroso deambular por debajo.

Orificios de entrada de las tuberías a la sala de turbinas. Tienen aproximadamente 2 metros de diámetro.

En las paredes del edificio, aún son apreciables las marcas de la gran riada del 1982 (que reventó río abajo el embalse de Tous), cuando el nivel del agua llegó a más de 3 metros sobre la base de la central. Impresiona comprobar como grandes troncos y maleza sigue empotrados en las ventanas, como testigos de aquella sorprendente avenida de agua. Esta riada destruyó partes del camino que recorría el fondo del cañón, llevándose por delante la conexión entre Villa de Ves y la cercana Jalance (ya en la provincia de Valencia), que no fue reconstruida y que hoy en día sólo es posible a pie, vadeando el río (si es posible según su caudal) y por estrechos y a veces inexistentes senderos.

Vestíbulo de la central vandalizado.
Las marcas marrones en las columnas, a más de 3 metros de altura, prueban hasta dónde llegó el agua en la riada del 1982.

Examinando el amplío vestíbulo.
 En las columnas y paredes se aprecia el color marrón que refleja el nivel que alcanzó el agua en la increíblemente caudalosa riada.

Entre la antigua presa y la central, se construyó un poblado que sirvió para albergar a los trabajadores y que contaba con hasta una pequeña iglesia. En cierta medida, recuerda al cercado poblado del tranco del lobo, que se levantó para un uso análogo en otra central. Aunque hasta hace varias décadas se usaba para campamentos juveniles, en un entorno de ensueño, hoy en día está completamente abandonado.

Asombroso paisaje de los cañones del Júcar.
En primer plano, el poblado de trabajadores.
La central, se encuentra 4 km más allá, recorriendo el fondo del cañón.
Como se aprecia, no es un terreno fácil ni bien comunicado.

Llegar a la central no es tarea fácil. El acceso más sencillo posiblemente sea llegando en vehículo hasta la presa del Molinar y las cercanías del poblado. La carretera desde Villa de Ves hasta la presa del Molinar es un estrecho carreterín, repleto de curvas y al borde de peligrosos barrancos. Desde el poblado, hay que tomar una senda a pie (el antiguo camino hasta la central) y recorrer los casi 4 km que hay hasta ella. A lo largo de este trayecto, atravesaremos varios túneles (si es de día, no hace falta linterna), encontraremos zonas donde el camino ha desaparecido o se ha desmoronado y algún paso delicado, con cierto peligro de caída en altura y que hay que afrontar con la prudencia necesaria en esos casos. El trayecto, recorre un precioso entorno donde la vegetación, el río y las paredes del cañón no dejarán de sorprendernos. A lo largo de él encontraremos restos de algunas cuevas y construcciones que bien pudieron servir para alojar explosivos y materiales de construcción o para el alojamiento de algunos trabajadores. Incluso un destartalado puente colgante que servía para cruzar el río y llegar a uno de estos supuestos polvorines.

Destartalado puente colgante, a unos 15 metros de altura sobre el Júcar.
Al otro lado, un refugio-cueva, que bien podría haberse usado de polvorín durante las obras de la central.

Uno de los túneles que se atraviesan camino a la central.
Como se aprecia, el camino original se desmoronó a la salida del túnel. Solamente queda una estrecha senda para pasar a pie, con cuidado y las precauciones necesarias.


Otra parte del sendero. La vegetación y los derrumbes apenas han dejado un estrecho paso para senderistas, que deben caminar sobre el estrecho muro que se ve en la foto. Un despiste o una caída puede causar un problema serio. 



Detalle de algunas de las inmensas paredes verticales que encajonan al río Júcar en este tramo.
Algunas llegan cerca de los 100 metros de altura.

Otra opción para alcanzar la central es adentrarse en el oscuro y silencioso túnel que transportaba el agua, provistos de linternas, claro. También parte de las cercanías del poblado y durante casi 4 km sólo nos acompañarán los restos de abandonados cultivos de champiñón y algunos murciélagos. De esta manera, al llegar a su final apareceremos sin pérdida posible sobre la central, a unos 60 metros de altura sobre ella, en la cisterna de donde descendían los tubos que descargaban el agua hasta las turbinas. Lo difícil ahora será bajar el desnivel hasta alcanzar la central.

Interior del canal que conducía el agua a la central, en el punto de entrada al túnel


Oscuridad total en el interior del túnel. Son casi 4 km.
En el suelo, junto a las paredes, aún encontramos sacos donde hace años se cultivaba champiñón.

Recorrer cualquiera de los caminos hasta la central (el cañón del Júcar o el túnel) es una experiencia inolvidable. A eso, le sumamos la sensación  de incredulidad cuando su asombrosa estructura emerge ante nuestros ojos, engullida por la vegetación. Introducirse entre sus fantasmales muros y en su desmantelada sala de máquinas te grabará su imagen para siempre.

Si esta entrada os ha llamado la atención y queréis profundizar y conocer la central del Molinar con detalle, no os podéis perder este par de entradas del blog "Olmo de Villa de Ves", repletas de fotos e historia de esta increíble construcción:




Un lugar que encaja a la perfección en este blog "Mancha Ignota". De los que me satisface mostrar. Uno de esos rincones increíbles que merecen un mejor destino y que desde aquí al menos espero contribuir en la tarea divulgativa de darlo a conocer (a la que podéis contribuir compartiendo esta entrada y escribiendo comentarios, sobre todo si la habéis visitado).

Llegar hasta la central es una ruta inolvidable, aunque no exenta de cierto riesgo si no se hace con las precauciones adecuadas. Mejor aún cuando la ida se hace por el cañón junto al río y la vuelta por el túnel (o viceversa). Divisar la olvidada construcción, atrapada en el cañón del Júcar y encadenada cada vez más por la vegetación que la devora, es indescriptible. Adentrarse en ella no te dejará indiferente.

Una construcción e historia que marcan a quien la conoce. Un lugar destacado y desconocido en nuestra Mancha ignota.

Entradas relacionadas:
Poblado del molinar
Túnel del molinar

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Comentarios

  1. Ya echaba yo de menos una entrada en este fantastico blog que hiciera referencia a este mágico lugar, una visita que no deja indiferente a nadie y que por momentos te hace viajar al pasado y sentir lo que debió ser la primera central hidroeléctrica de España. Y es que lo que poca gente sabe es que las primeras luces que iluminaron Madrid provenían de Albacete. Luces que maravillaron a Azorín que miraba absorto desde el tren las ventanas iluminadas de lo que acabó llamando el Nueva York de la Mancha.
    Muchas gracias Jesús por compartir este precioso lugar, para este verano me he propuesto caminar por las aguas del Júcar y llegar hasta Jalance recorriendo ese camino que un dia la riada se llevó para siempre, te animas?

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    1. Las gracias debo dártelas a ti, Paco, que me descubriste este embaucador lugar allá por 2012. Ansioso por visitarlo estuve hasta que por fin pude recorrer el cañón y el túnel unos años después... Y vaya si deja marca.

      Tanto que llevo postergando la entrada casi desde que abrí el blog porque me sabía que me costaría mucho escribirla, de tanto que podría contar. No he querido alargarme demasiado: el propósito del blog es dar a conocer el lugar, pero si extenderme demasiado en cada entrada. Y a pesar de ello, creo que ha resultado la más extensa hasta la fecha. Y me quedo con la sensación de lo mucho que me ha faltado por contar. Pero bueno, para eso también pongo los enlaces, para el que quiera ampliar el tema.

      No obstante, tengo idea de tratar el poblado y el túnel en próximas entradas, pues dan para ello.

      Lo de recorrer los cañones del Júcar en tu compañía es una propuesta realmente golosa que no podré desperdiciar si tengo ocasión. Espero que así sea.

      Un afectuoso saludo y muchas gracias por comentar en Mancha Ignota.

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  2. Yo naci y vivi alli hasta los 7 años en que se termino la construccion del embalse. Mi padre era el medico de la Hidro que atendia a aquella poblacion creada para aquel proyecto. Guardo profundos recuerdos de infancia con mis amigos Encarnita, Julita, Juanito... , el cura Eduardo("como me gustan los malacatones") que nos daba clase en la iglesia y Antonio de la jaca. Cuando el amigo Tesla inventó el transformador de doble cuerpo para poder eviar la electricidad a grandes distancias, se instalo por primera vez en las Cataratas de Niagara, luego en Japón y luego en EL MOLINAR. Bonita historia que vivi y marco el primer acto de mi vida entre 1945 y 1952.Desde mi pueblo El Molinar, si miras al frente al otro lado del rio, hay una gran pared acantilado de roca que se llama La cara del obispo porque arriba y en medio esta tallada la cara de un obispo con su mitra y todo.

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    1. Efectivamente, durante esos años en los que vivió su infancia en El Molinar, se estaba construyendo la segunda presa, mucho mayor que la original y que una vez puesta en funcionamiento inundó la primera.
      Esa época, debió ser un hervidero de trabajadores afanados en la construcción de la nueva presa y en renovar maquinaria para incrementar la potencia de las turbinas de la central. Por ese entonces, el Poblado del molinar debía de encontrarse en toda su plenitud: escuela, iglesia, consultorio médico...
      Como usted comenta, la tecnología en El Molinar fue pionera no sólo en La Mancha, sino en el mundo. Es algo que debía conocerse mucho más y mejor.

      Me alegra mucho que esta entrada haya despertado esa añoranza y profundos recuerdos de infancia.

      Muchas gracias por su valioso testimonio, luigiavelino@gmail.com y por leer Mancha Ignota.

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  3. ¡Hola!
    Estoy realizando un trabajo sobre la realidad aumentada aplicada a la sala de máquinas de la central del Molinar. Se trata de un trabajo de investigación sobre el uso de esta tecnología para promover la revalorización y conservación del patrimonio industrial.
    Dejo por aquí una encuesta: https://forms.gle/5xrPPPimZvNhh6LA9

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    1. Interesante proyecto. Espero que si la aplicación llega a ver la luz, vuelvas por aquí para compartirla con los lectores de Mancha Ignota.
      Gracias por compartirlo, Carolina.
      Saludos.

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  4. que lugar tan recóndito e ignoto! que de cosas tenemos por aquí..
    una instalacion pionera q merece mayor divulgación, aunque me temo que lo inaccesible del lugar no ayuda a que se ponga en valor .. gracias por descubrirnos estos lugares

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    1. La central cada vez tiene un acceso más difícil, pues la erosión y la creciente vegetación hace que el sendero sea cada vez menos transitable. Y el tiempo, hace mella en una construcción abandonada y tan remota.
      Gracias por el comentario, Eze.
      Saludos.

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  5. Me consta que el ayuntamiento de Villa de Ves se propone recuperar la zona para el creciente turismo rural. Por un lado me gustaría que se pudiera recuperar esa parte de la historia que actualmente está aislada y encerrada por la vegetación, pero por otro, me da lástima porque la gente echaría todo el entorno a perder en poco tiempo.

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    1. Es un dilema: Si restauras, lo conservas; pero pierde el encanto de un lugar recóndito y abandonado.
      Aunque en mi opinión, prefiero recuperar a dejar que se hunda y perderlo para siempre.
      Seguro que hay soluciones intermedias, que permiten conservar y dar a conocer este valioso patrimonio.
      A su vez, la concienciación es una importante herramienta para que la gente sea respetuosa con sus visitas y puede ayudar junto con otras medidas.
      Ojalá las medidas del ayuntamiento, si se toman, sean las acertadas.
      Muchas gracias por comentar, María.

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