El Galayo

Muy cerca de Fuentealbilla (Albacete) se encuentra este paraje en el que existe una pequeña laguna de aguas permanentes durante cualquier época del año. Junto a la laguna, destacan los llamativos farallones rocosos que se elevan desde sus márgenes. Y es de estas vistosas paredes pétreas de la que este curioso paraje toma el nombre de "El Galayo". Y es que un galayo, según dicta el diccionario de la RAE, es una "prominencia aguda de roca pelada que se eleva en un monte".

El Galayo: Farallones rocosos al frente y laguna a la derecha de la foto. 

Y es que viendo los farallones que tenemos delante, quizá no encontremos una mejor definición para denominarlos, pues se trata paredes exentas de roca desnuda, que se elevan hasta unos 25 metros sobre la laguna y con pequeño grosor respecto a su altura. Parecen paredes que surgen de las entrañas de la tierra, rompiendo la uniformidad del cauce o rambla donde se encuentran. La pared la conforma una capa de estratos de roca caliza, con disposición vertical, de mayor dureza que los sedimentos circundantes. La acción erosiva de las aguas del arroyo, se llevaron la roca más blanda, dejando exenta y al descubierto la pared rocosa, mucho más resistente. Curiosa es la disposición de los estratos del farallón, que es completamente vertical. Además, emerge de forma transversal al cauce, como si de una enorme presa natural se tratara, y solamente abierta por la estrecha parte central.

Farallón Oeste.
Los ciclistas sirven de referencia para ver su tamaño.

El farallón Este, se adentra en la laguna.

Detalle del farallón Oeste.
Una capa de estratos absolutamente vertical.

Aparte de la belleza propia del paraje, que aúna roca y agua, tiene una curiosidad histórica. Las características morfológicas del lugar, permitieron que fuera usado como cazadero prehistórico. Esto es así porque El Galayo se encuentra en un ancho cauce; una rambla generalmente seca, denominada en esta zona Cañada del Cardeal y que se encajona en la llanura. Aproximadamente desde El Galayo se denomina Rambla de Carboneras. Este cauce serpentante, desemboca en el Júcar a la altura de Jorquera, unos kilómetros más adelante, donde toma el nombre de Arroyo de Abengibre y se llega a encajonar formando paredes verticales de hasta casi 100 metros de altura. En el tramo cercano a El Galayo, el encajonamiento no es tan profundo, pero sí que lo suficiente para que forme un hondo cauce, que se ve interrumpido por el farallón rocoso, formando una especie de embudo de gigantescas dimensiones. Esta morfología, permitía a los cazadores prehistóricos conducir a sus presas por el fondo de la rambla, dejando como única salida este paso estrecho, donde podían acorralar a los animales para cazarlos con mayor facilidad.

Plano de relieve de El Galayo.
(Fuente: Instituto Geográfico Nacional - http://ign.es)
En el centro, la laguna y una cruz, que indica justo dónde se encuentra el estrecho paso entre los dos farallones. Como se aprecia, al norte los montes delimitan una especie de embudo cuya única salida es por ese paso estrecho. 

Estrechamiento entre los dos farallones y laguna.

En cuanto a la pequeña laguna, tiene un tamaño de unos 50 metros de largo por unos 20 de ancho. Mi teoría es que puede ser el resultado de un salto de agua que existiera en el cauce hace millones de años. El río, que por aquel entonces probablemente llevaría agua de forma permanente y en mayor cantidad, se encontraría en su recorrido con la pared pétrea como obstáculo natural, y la erosión de esta roca resultaría mucho más costosa. Habría que imaginar que entonces la roca tenía continuidad y no estaba abierta en mitad del cauce, formando una presa natural. El agua sobrepasaría la pared por la parte superior, vertiendo en forma de cascada. La erosión en la base de este salto de agua habría formado una profunda oquedad en su base, que es donde se hoy se asienta la laguna. Finalmente, tras millones de años de erosión, el cauce logra desgastar la roca abriendo la presa natural por el centro, pero dejando un profundo agujero como huella erosiva, que es donde se asienta el remanso de agua en la actualidad. La gente del lugar cuenta que se desconoce la profundidad de la laguna, lo que podría apoyar la teoría de ser fruto de la acción erosiva de la caída del agua desde gran altura durante ese punto durante millones de años.

Laguna de El Galayo.

Vista general de la laguna.

Como se trata de un pequeño "oasis" de aguas permantentes, no es raro encontrar en la laguna patos o aves acuáticas, por lo que puede ser un buen lugar para observarlas. Además, como nota superticiosa, en la base del farallón Este, justo sobre el nivel del agua, existe un pequeño agujero ciego. Es un agujero de los deseos y la tradición es que si eres capaz de acertar con una piedra en él y dejarla dentro, uno de tus deseos se cumplirá.

Fauna lacustre junto al agujero cumplidor de deseos.
Se ve en la foto que alguno se ha ido del lugar con el objetivo cumplido.

El agujero en la base del farallón.

El Galayo es un bonito y curioso paraje, que combina el agua y roca,. Merece la pena un tranquilo paseo desde Fuentealbilla hasta él para descubrirlo.

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