El Valle de Alcudia y Sierra Madrona son lugares maravillosos donde los
amantes del arte rupestre tienen el privilegio de poder disfrutar de los
numerosos abrigos y cuevas donde nuestros antepasados dejaron rastro en forma
de pinturas. La mayoría de estas pinturas tienen una antigüedad entre 3000 a
4500 años. Por ponernos en contexto, son por tanto aproximadamente de la Edad
de Bronce, y de una época similar a la construcción de la motilla del Azuer.
El tipo de pintura rupestre que predomina en Sierra Madrona es la esquemática,
donde los dibujos no representan fielmente figuras reconocibles, sino que se
observan figuras antropomórficas, formas geométricas, líneas, círculos,
espirales... y eso es lo que encontraremos en Peña Escrita. Y es que Sierra
Madrona debía ser un lugar idóneo para el asentamiento de estos primitivos
pobladores; un lugar poblado de abrigos rocosos, caza, arroyos y frutos para
recolectar.
Arte rupestre esquemático en Peña Escrita |
Las pinturas de Peña Escrita se hayan en un estado de conservación bueno.
Muchas se distinguen con absoluta claridad sobre la roca, algunas como si se
hubieran pintado hace unos días. Fueron descubiertas a finales del siglo XVIII
(1783) por un cura de Montoro, López de Cárdenas, que se encontraba explorando
la Sierra para recoger minerales y antigüedades por encargo del gabinete de
Historia Natural, comisionado por el Conde de Floridablanca. Las pinturas de
Peña Escrita, junto con las del abrigo de
la Batanera, son
las primeras pinturas de arte prehistórico que se dieron a conocer en el
mundo. Después vendrían muchas más, pero hasta entonces, no se sabía que esos
garabatos que había en las paredes de algunas cuevas eran el legado artístico
o ritual de nuestros ancestros prehistóricos. Más de un siglo después, estas
pinturas serían estudiadas y dadas a conocer por Henri Breuil en 1911 y
declaradas Monumento Nacional en 1924. Se les calcula una antigüedad
entre 3000 y 5000 años.
A mediados del siglo XIX (1845-1850), Pascual Madoz nombra las pinturas su
famoso
diccionario geográfico-estadístico-histórico, junto con las cercanas de la Batanera. Cuenta que el descubridor trató de llevarse una parte de ellas para su
estudio, logrando desprender un trozo de roca con pinturas. Su autoría la
atribuye erróneamente a fenicios o cartagineses. Se refiere a ellas de esta
manera:
"[...] cuevas piramidales abiertas en matriz viva de pedernal, en los
cuales se hallan figurados con tinta encarnada bituminosa, símbolos,
jeroglíficos y figuras que no se corresponden a los alfabetos hasta ahora
conocidos. Es tan rara esta memoria de la antigüedad gentilicia, que con
dificultad se hallará otra de la misma especie; pasan de 80 estas figuras
[...]. En estas dos cuevas se hallan señalados con la tinta que hemos
referido, el sol y la luna, con diversas figuras jeroglíficas, que se
conservan muy bien a pesar de los años. Don Fernando López de Cárdenas
trataba de sacar entera una de estas piedras escritas, para mandarla al
gabinete de Historia Natural, para cuyo objeto se la había pedido el conde
de Floridablanca; pero no pudo sacar mas que una parte de la segunda, por
ser más blanda que la primera, como de ½ vara con cuatro de sus caracteres,
y sobre ellos la figura de un sistro. Es de presumir que los fenicios, que
no hicieron establecimientos en España con otro fin que el de aprovechar sus
ricos productos y señaladamente sus minas, o los cartagineses sus
descendientes que hicieron asiento en Cástulo no lejos de Fuencaliente, por
no tener establecimiento fijo en el territorio que hoy pertenece a esta
villa, construyeron algunas habitaciones provisionales para atender el
laboreo de las minas; y a fin de dar allí culto a sus divinidades, hicieron
lucos donde las colocaban y ofrecían sacrificios."
Vista del abrigo de Peña Escrita, desde el aparcamiento. Arriba, entre las rocas, se encuentra el yacimiento. |
Llegando al yacimiento. |
Para llegar a las pinturas, se toma un camino desde la N-420 (señalizado) y
tras unos 2 km de recorrido se llega una explanada donde aparcar. Desde allí,
parte una senda ascendente que desemboca en las pinturas. Las pinturas se
hallan a unos 920 metros de altitud, cerca del arroyo de Peña Escrita. Se
trata de un abrigo, de paredes quebradas y verticales. Sobre cada pared, un
panel con figuras de diversa índole. Peña Escrita es uno de los mayores
conjuntos de pinturas de Sierra Madrona, y de los mejores conservados. Consta
de más de 100 motivos repartidos varios paneles. Las figuras antropomorfas son
las más frecuentes y aparecen en lo que parecen parejas de hombre y mujer, a
veces sin cabeza, otras veces con lo que parece una corona de plumas, otras
con cabeza. También hay motivos con forma de animales (aunque siempre
esquemáticos). Otras, son formas geométricas, como soles, líneas
entrecruzadas, ramas o plantas. El estado es sorprendentemente bueno y muchas
se aprecian con total claridad. Una de las figuras más curiosas es lo que
parece una figura femenina de mayor tamaño que las demás, y que parece estar
en pleno parto, rodeada de otras figuras antropomorfas.
Vista general de varios de los paneles. |
Detalle, donde se aprecian diferentes figuras. |
Alguas figuras asemejan ramas o insectos. |
Este panel se le denomina "de las parideras". Se interpreta que la figura más grande es una mujer en pleno parto, rodeada de otras formas con forma humana. |
Desde el abrigo de Peña Escrita, se tiene una amplia visibilidad, con una
preciosa vista de la sierra y Fuencaliente al fondo. Desde luego, el
rincón es absolutamente mágico y embarga los sentidos, por las vistas, la
embriagadora naturaleza que nos rodea y el conjunto de bellas pinturas
rupestres.
Sierra Madrona, con Fuencaliente al fondo, desde las pinturas de Peña Escrita. |
Hay autores que incluso quieren ver en el Quijote de Cervantes, referencias
a las pinturas de esta zona, varios siglos antes de ser descubiertas. Todo
ello, porque en la primera parte del libro, en el capítulo XXV, cuando Don
Quijote se encuentra en Sierra Morena loco de amor por su Dulcinea, clama:
"¡Oh vosotros, quienquiera que seáis, rústicos dioses que en este
inhabitable lugar tenéis vuestra morada: oíd las quejas de este desdichado
amante [...]!
En un párrafo posterior Don Quijote nombra también a las "napeas y dríadas"
(ninfas de montes y bosques) que habitan la sierra. Bueno... si se mira a
las pinturas rupestres con cierto romanticismo literario, uno puede imaginar
que todo esto lo dice porque el ingenioso hidalgo considera el lugar donde
se encuentra un bosque mágico, a lo que contribuyen las extrañas pinturas en
ese sitio. Pero no deja de ser nada más que una especulación, porque no
nombra expresamente las pinturas, y todo ello dentro de un libro en el que
Don Quijote menciona continuamente a magos y seres fantasiosos en casi todas
sus fabulaciones.
Uno de los paneles de pinturas en Peña Escrita, fue gravemente vandalizado en
los años 90 del siglo XX, cuando ignorantes asilvestrados pintaron encima con
esmalte y pincel, realizando garabatos y dejando sus nombres para la
posteridad, como queriendo que nadie se olvidara nunca de su paletismo
incívico y del destrozo irrecuperable que perpetraron en un Monumento
Nacional. Hay que ser necio...
A Tomás y Ramón habría que levantarles un monumento a la estupidez. |
Recientemente, se ha abierto en Fuencaliente el Centro de interpretación del
Arte Rupestre, que ayuda a entender y conocer las pinturas del término
municipal y Sierra Madrona. La visita a este centro, puede ser un buen
complemento para entender las pinturas de Peña Escrita.
Ojalá esta entrada sirva para divulgar, concienciar y evitar acciones como las
que destrozaron parte de nuestra historia en Peña Escrita. Una verja metálica
impide hoy acercarse a las pinturas y las protege de los vándalos. Pero hay
numerosos yacimientos de pinturas rupestres en el Valle de Alcudia y Sierra
Madrona que no cuentan con protección. Si visitáis alguno de ellos, disfrutad
de su contemplación y no las toquéis, ayudando a que se conserven miles de
años más.
No cabe duda de que Peña Escrita es un lugar absolutamente maravilloso donde
se entremezclan naturaleza, magia e historia. Una de las "capillas sixtinas"
del arte rupestre esquemático peninsular. No se pierdan el privilegio de poder
visitarlo.
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Increíble lo bien que se conservan, un legado valiosisimo de nuestros lejanos antepasados. Gracias ��
ResponderEliminarAsí es, Ezequiel.
EliminarSi no lo has hecho ya, te recomiendo una visita. En pocos lugares se tiene la ocasión de disfrutar de unas pinturas así.
Gracias por comentar.