Batalla de Alarcos

En este mes, que publico esta entrada, se cumplen 825 años de la Batalla de Alarcos, acaecida en 1195 en las proximidades de Ciudad Real. La de Alarcos, fue una de las batallas más importantes de la reconquista. Fue la última gran batalla ganada por los musulmanes y pudo suponer un vuelco en la historia, hasta el punto de que en el lado cristiano se la conocería en los siglos venideros como el "Desastre de Alarcos".

A pesar de la transcendencia histórica de esta batalla, aún hay gente que la desconoce por completo o que ignora la importancia de estos hechos en el devenir de Castilla, del resto de reinos penínsulares y de la reconquista. Contamos en Alarcos con un extraordinario escenario de batalla medieval a nivel europeo. Vamos a conocerlo a continuación.


Cristianos y almohades.
Nótese las diferentes monturas: Caballos grandes, pesados y armados en el lado cristiano y caballos ligeros y maniobrables en los musulmanes. Este hecho sería uno de los factores determinantes del resultado de la batalla de Alarcos.

En las postrimerías del siglo XII, la provincia de Ciudad Real era tierra de frontera entre Castilla y Al-Andalus. La ciudad de Qal'at Rabah (Calatrava - La Vieja) había sido tomada por los cristianos en 1147 y representaba la plaza más avanzada de Castilla frente al islam. En esa época, el río Guadiana marcaba la difusa frontera entre las dos culturas y religiones. En este contexto, el Rey Alfonso VIII decide fundar la ciudad de Alarcos, para reforzar la frontera, en un cerro junto al río Guadiana. Se comienza a construir un castillo, y la muralla de la ciudad.

Mientras la ciudad de Alarcos estaba aún en construcción, con su muralla y castillo levantándose y aún sin habitantes completamente asentados, el arzobispo de Toledo realizó una expedición en tierras almohades por las taifas de Jaén y Córdoba, llegando a realizar saqueos en las cercanías de Sevilla, la capital almohade. Hay que tener en cuenta que los obispos en esa época, eran casi un Rey más, y que no sólo se dedicaban a menesteres religiosos, sino que si hacía falta se enfundaban en su armadura y subían a su caballo a guerrear como el que más, con su mesnada.

Estos hechos, junto al parecer algún mensaje de Alfonso VIII en tono altanero, enfurecieron al califa almohade Yusuf II (al-Mansur), y supuso la gota que colmó el vaso en su tensas relaciones con Castilla. Puso camino hacia la península, cruzando el estrecho con un imponente ejército que fue creciendo conforme viajaban hacia el Norte, contando incluso con el asesoramiento y apoyo de cristianos aliados, como es el caso de Pedro Fernández de Castro "el castellano". No era extraño ver en ocasiones a nobles cristianos y sus huestes sirviendo a señores musulmanes, y viceversa.

Ante tales noticias, Alfonso VIII reune tropas en Toledo y las pone en marcha hacía Alarcos, sin esperar posibles alianzas y apoyos de otros reinos cristianos, con los que las relaciones en esas fechas pasaban con cierta facilidad de las amistad a las hostilidad, y viceversa. Su intención era poder detener el avance almohade antes de que pudiera poner en peligro Toledo. En este contexto el Rey Alfonso VIII llega con sus tropas hasta Alarcos donde se instala a la espera de recibir refuerzos del reino de León, gobernado en ese momento por su primo Alfonso IX.

Mientras tanto, al-Mansur sigue avanzando hacia el Norte con su ejército. El 17 de julio, las tropas almohades llegan a las cercanías de Alarcos y acampan en un cerro a poco más de un kilómetro al Sur del castillo. Tan numerosos eran los almohades que era difícil hacer una estimación desde el lado cristiano del número de hombres que formaban tan temible ejército, aún habiendo sido avistados unos días antes.

Las crónicas cuentan que Alfonso VIII, tal vez cegado por la impaciencia de una victoria, o por un error de cálculo decidió presentar batalla al día siguiente (18 de julio), en lugar de esperar a las tropas del reino de León que venían camino de Alarcos y ya estaban en Talavera, donde también hubiera sido una opción de retirada para el rey cristiano hasta esperar mejor ocasión. Alfonso VIII, confiado por el poderío de su caballería pesada, mandó formar a sus huestes al pie del cerro de Alarcos para presentar batalla. Pero los almohades no hicieron lo mismo, y al-Mansur no presentó batalla ese día, permaneciendo atrincherado en su campamento. Este hecho pudo ser una estrategia para desgastar a los cristianos, que tuvieron que pasar horas formados para la batalla bajo el tórrido sol manchego de finales de julio, soportando el peso de sus armas. Imaginad a los caballeros en sus monturas, forrados de gruesos cueros y pesadas armaduras, bajo el bochornoso sol de verano, en una zona donde actualmente un día como ese se pueden alcanzar más de 40 grados en las horas centrales del día. Los peones, a pie, tampoco lo pasarían mucho mejor.

No fue hasta el día siguiente, al amanecer de un 19 de julio de 1195, cuando las tropas de al-Mansur formaron al pie de la colina donde estaban acampados, "a dos tiros de flecha de Alarcos" dispuestos para la batalla a campo abierto y la toma de Alarcos. Los cristianos, formaron igualmente frente a ellos. El choque ya era inevitable.


Disposición sobre el terreno de las tropas, junto al río Guadiana.
Rojo: Posición de los cristianos, en el castillo de Alarcos.
Verde: Campamento almohade sobre un cerro cercano.
Amarillo: Campo de batalla.


El campo de batalla.
Al fondo, se divisa el castillo de Alarcos.


Justo en esta posición se dispondrían las tropas cristianas para la batalla.
Los musulmanes acamparon en el cerro que se ve detrás de los árboles y la torre de alta tensión, al fondo.


El castillo de Alarcos desde el campo de batalla.
Estas fotos están tomadas en julio 2020, el mismo mes que sucedió la batalla.
Sirven para hacerse una idea de que el terreno sería un secarral y el calor sofocante.


Para ilustrar lo que después ocurrió y la batalla, he utilizado unas imágenes extraídas de una antigua animación realizada por Balawat, empresa dedicada al diseño multimedia y recreación 3D de yacimientos arqueológicos, y que realizó trabajos para el yacimiento de Alarcos, entre ellos esta animación de la muestro las imágenes.


Alfonso VIII reunió a caballeros de Toledo, contando con las huestes del Arzobispo de Toledo, los Obispos de Ávila, Segovia y Sigüenza, además de los caballeros de las Órdenes militares de Calatrava y Santiago.


Al-Mansur cruzó el estrecho desde África ante las contínuas afrentas del Rey castellano.


Alfonso VIII fundó la ciudad de Alarcos para reforzar la difusa frontera, que desde unos años antes se situaba en el valle del Guadiana. El castillo y la muralla aún estaban en construcción el día de la batalla.


López de Haro: responsable de la defensa de Alarcos y de las huestes cristianas en la batalla.


Arzobispo Martín López: Este belicoso prelado realizó anteriormente la incursión hasta Sevilla que colmó la paciencia de al-Mansur.


Disposición sobre el terreno de los ejércitos cristiano y musulmán.



Comienza la batalla: la caballería pesada cristiana se lanza en tropel contra la vanguardia almohade.



La caballería cristiana arrasa la vanguardia almohade tras varias embestidas. Los pesados caballos cristianos son imparables en esas circunstancias, llevándose por delante a los voluntarios almohades y el cuerpo principal del ejército musulmán. En estos primeros embistes cae el visir Abu Yahya, el primer lugarteniente de al-Mansur.



La pesada caballería cristiana estaba enzarzada en encarnizada batalla con el grueso del ejército almohade. En estas circunstancias, la caballería ligera almohade realiza una rápida maniobra envolvente por ambos flancos, rodeando a los cristianos.



La caballería cristiana se ve rodeada y con dificultad para maniobrar con sus pesadas monturas. La caballería almohade utiliza la técnica del "tornafuye", consistente en ataques rápidos y retirada aprovechando la mayor maniobrabilidad de sus monturas.



El resultado fue la derrota de la caballería pesada cristiana. Las monturas almohades y el resto del ejército se lanzan ahora a la toma del castillo de Alarcos.


El resto del ejército cristiano, se refugia tras las murallas de Alarcos, ante la que se avecina.



Los almohades rodean Alarcos. Alfonso VIII se ve obligado a escapar hacia el Norte, camino a Toledo. Mientras, su adalid López de Haro negociará la rendición de Alarcos ante los almohades.


La batalla, se decantó del lado almohade gracias al inteligente uso de la caballería ligera y al uso de la técnica del "tornafuye" (ataques seguidos de retiradas que se repetían, aprovechando la movilidad de los caballos). Alfonso VIII infravaloró a sus enemigos y no esperó refuerzos. La derrota en Alarcos (conocida después como el "desastre de Alarcos") supuso un auténtico terremoto en Castilla, desestabilizándola durante los años siguientes. La reconquista y la frontera retrocedió hasta el valle del Tajo, perdiéndose por los cristianos todas las fortalezas del valle del Guadiana, como fueron Malagón, Caracuel, Benavente, Miraflores, Guadalerzas, incluso Calatrava. Se llegó a temer incluso en algunos momentos por la ciudad de Toledo.

Sólo el infortunio de al-Mansur, que tuvo que retirarse a África a atender otros asuntos, impidió dar un golpe definitivo al reino de Castilla, que a su vez estaba siendo hostigado por el resto de reinos cristianos.

Alfonso VIII costosamente pudo gestionar la situación, con el resto de reinos vecinos intentando aprovechar la debilidad castellana. Le costó 17 largos años de duras gestiones, pactos y alianzas poder levantar de nuevo Castilla y volver a organizar, esta vez sí, la definitiva cruzada contra los almohades. En 1212, con la ayuda del resto de reinos cristianos peninsulares (León, Navarra, Aragón) y las órdenes militares, organizó la campaña que desembocaría en la decisiva victoria en la batalla de Las Navas de Tolosa. Pero esa es ya otra historia...

La batalla de Alarcos, es sin duda de las más importantes acaecidas en la península en el siglo XII. Para hacerse una idea de lo que supuso, sus consecuencias y de lo extraordinario de los hechos acaecidos en esta batalla, debemos saber que las batallas medievales a campo abierto solían evitarse, por el tremendo coste económico que suponían y el gran número de bajas. Una batalla de estas características suponía jugarse la victoria a una carta, sin mucha posibilidad de posterior reacción si se perdía. Los avances solían realizarse tomando plazas fuertes o castillos, con lo que poco a poco se ganaba terreno. Se tomaban mediante asedio, pero en muy pocas ocasiones asaltándolos o con batallas a campo abierto como en Alarcos. Y si la batalla era inevitable, solían ser más bien "escaramuzas" donde como mucho se enfrentaban unos cientos de combatientes por bando. En Alarcos se estima que podría haber unos 8000 hombres en el lado cristiano y cerca de 10.000 en el musulmán, lejos de los abultados números de las crónicas de la época, que llegaban a cifrar a los combatientes en varios cientos de miles. En cualquier caso, esos números tan abultados dan una idea de que lo que se vivió en Alarcos no fue una batalla "convencional". Se desconoce exactamente el número de bajas, pero seguro que se pudieron contar por miles.

Las crónicas cristianas dejaron bastante claro el desastre de la derrota y la dureza de la batalla, cuando dicen: "el día fue pródigo en sangre humana, envía moros al tártaro y traslada cristianos a los eternos palacios". Las crónicas musulmanas cuentan que "obscureciose el día con la polvareda y vapor de los que peleaban [...]. Entraron por fuerza en la fortaleza los vencedores quemando sus puertas y matando a los que las defendían [...]; cautivaron muchas mujeres y niños, y mataron muchos enemigos que no se pudieron contar".

La élite cristiana quedó descabezada tras la batalla. Perecieron en ella los obispos de Ávila, Sigüenza y Segovia, el Maestre de la Orden de Santiago y el de la Orden portuguesa de Évola. La Orden de Calatrava quedó tan diezmada que casi supuso su desaparición. Entre los muertos musulmanes, varios principales mandos de al-Mansur, entre ellos, el visir Abu-Yahya.

Tan tremenda fue la victoria almohade, que al regreso de al-Mansur a la capital almohade, quiso conmemorar tan importante logro coronando el alminar de la mezquita mayor de Sevilla (la actual Torre de la Giralda) de tres grandes esferas de bronce dorado. Las bolas permanecieron allí hasta 1356, cuando un terremoto las derrumbó.

Recreación la Giralda (alminar de la mezquita) a comienzos del siglo XIII según las crónicas.
Aparece coronada por las 3 bolas que conmemoran la victoria almohade en Alarcos.

Cuando Alarcos fue recuperado años después (1212), ya nada fue igual. El proyecto de ciudad de Alfonso VIII no siguió adelante. Nadie quiso volver a repoblar un lugar que guardaba esos recuerdos. Más tarde, Alfonso X el Sabio (biznieto de Alfonso VIII), fundaría a pocos kilómetros Villa Real, que sería el germen de la actual Ciudad Real.

¿Qué queda actualmente en Alarcos? Existe un parque arqueológico visitable y un pequeño centro de interpretación. Siguen las campañas arqueológicas. Alarcos no solo encierra restos medievales de la batalla, sino que también hubo una importante ciudad íbera de la que se han extraído destacables piezas y restos. Quedan vestigios del castillo, de las murallas y una preciosa ermita del siglo XIII. Y sobre todo, el paisaje: lo que fue el campo de batalla hoy son campos de cultivo, pero perfectamente reconocibles. Es fácil imaginar la posición de ambos ejércitos y cómo se desarrolló la batalla. Estremece observar el campo y rememorar lo que allí ocurrió hace más de 8 siglos, en un lugar empapado de historia.


Panorámica del parque arqueológico de Alarcos.
En la parte más alta, el castillo. A la derecha de la foto, la ermita.
El campo de batalla, el terreno sembrado a la izquierda.


Vestigios del castillo de Alarcos.
Bajo la niebla, el río Guadiana.
(Foto: UCLM)


En cuanto a los restos de la batalla, uno de los más importantes es "la fosa de los despojos". Tras la batalla, los almohades aprovecharon las zanjas abiertas en la base de las murallas todavía en construcción para arrojar los restos de la batalla. Se mezclaron combatientes cristianos, animales, deshechos, armas que no podían reaprovecharse, etc. Tales restos, constituyen uno de las más excepcionales testimonios de batallas medievales que se pueden encontrar en Europa, habiendo recuperado varios cientos de cuerpos, además de gran cantidad de puntas de flecha, lanzas, espadas, cantimploras y objetos personales. Incluso dados que usaban los soldados para pasar el tiempo, o flautas de huesos de animal. Podemos encontrar algunos de ellos expuestos en el Museo Provincial de Ciudad Real o reproducciones en el centro de interpretación.

Fosa de los despojos en proceso de excavación.
Los cuerpos fueron depositados en estas fosas comunes sin ningún orden.
(Foto: UCLM)


Detalle de uno de los cuerpos que se fueron exhumados en las excavaciones.
Parece que el infeliz tuvo la suerte de tener una muerte instantánea sin sufrimiento, por el boquete que presenta en la sien, probablemente causado por impacto de flecha.
(Foto: UCLM)


Esqueleto de un caballo y recipientes.
(Foto: UCLM)


Puntas de flecha, cabezas de lanza, hebillas, herraduras, espuelas y cerámica.


Herraduras, estribo y espuela.
En el centro, un abrojo: Estos objetos se tiraban al suelo para que fueran pisados por caballos o combatientes, provocando graves heridas.


Es por todo lo contado en esta entrada, que conociendo la historia, lugares como Alarcos se disfrutan de otra manera y se ven con otros ojos. Lo que no se conoce, no se valora.

Un lugar y una batalla como la de Alarcos, si estuviera en otro sitio se le habrían dedicado varias películas y tendría y un parque temático en las cercanías. Aquí, en cambio, es fácil visitar el parque arqueológico en soledad ¿Ventaja o inconveniente?. Aprovechen; vivan y disfruten de la historia en Alarcos.

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Comentarios

  1. Muy buena entrada. Enhorabuena por el curro que te pegas y por como difundes nuestra historia. Sigue así

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    1. Muchas gracias Ramón. Espero que hayas disfrutado con su lectura.

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  2. Genial, como siempre. Una entrada muy completa, concienzuda y llena de información. Gracias de nuevo por aportar tanto y ayudarnos a poner en valor nuestro patrimonio

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    1. Gracias a ti por leerlo y difundirlo.
      Me alegro mucho de volver a verte por aquí y saber que sigues leyendo mis publicaciones.
      Saludos.

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  3. Muy bueno. Gracias por hacer que llegue tanta información de manera tan precisa y resumida. Soy de Jaén, pero persiguiendo lugares y explicaciones en la Mancha, donde vivo. Se nota tú pasión y te felicito. Gracias.Saludos

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    1. Gracias Manuel.
      Agradezco mucho tu comentario. Me anima a seguir escribiendo para que más gente conozca mejor estos lugares de La Mancha, como es tu caso.
      Me alegro que hayas disfrutado con su lectura.
      Un saludo.

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