Salvatierra

La fortaleza de Calatrava-La Nueva, en el término municipal de Aldea del Rey, es de sobra conocida y probablemente será de los más espectaculares castillos que podemos encontrar en La Mancha, por dimensiones, historia y estado de conservación. Todo aquel que la haya visitado, habrá visto que dentro del amplio paisaje que se otea desde lo alto de sus torres, podemos divisar que en un cerro cercano, a unos 2 km al otro lado de la carretera, se yerguen las ruinas de otro castillo, mucho más antiguo, y ya en el término municipal de Calzada de Calatrava. Se trata de Salvatierra.

Salvatierra sobre las rocas

Es posible que el castillo de Salvatierra sea el más destacado testigo de la convulsa época en la que almohades y cristianos luchaban por el control de esta tierra fronteriza. Sufrió como pocos lugares los asedios y conquistas alternativas por ambos bandos y representó durante décadas la vanguardia de unos y de otros, frente al territorio enemigo. Estamos hablando de los siglos XII y XIII, antes de la construcción de Calatrava-La Nueva. Entonces, Salvatierra era una fortaleza clave en el control del paso que atravesaba Sierra Morena, y por tanto, la llave para iniciar la conquista de Al-Andalus por los cristianos. Para los almohades, suponía también el punto de inicio para reconquistar territorio castellano, y el comienzo hacía la recuperación de Qal'at Rabah (Calatrava-La Vieja) y más allá, Toledo.
 
Vistas de Calatrava-La Nueva desde Salvatierra. El control visual del valle es total.


Situado en una posición estratégica, sobre uno de los principales pasos naturales que permitían cruzar Sierra Morena, vigilaba la puerta que comunicaba la meseta con Al-Andalus. El origen del castillo es incierto. Se supone que su origen es el de una construcción musulmana, aproximadamente en el siglo X o incluso anterior.

Como hemos dicho, por lo que verdaderamente se conoce a Salvatierra fue por los episodios vividos durante los siglos XII y XIII, cuando esta tierra era la frontera entre el cristianismo y el islam. A mediados del siglo XII el castillo ya había sido reconquistado por la orden de Calatrava, que se había fundado precisamente unos años antes para defender la ciudad fronteriza de Qal'at Rabah (junto a Carrión de Calatrava, a unos 40 km al norte de aquí, en lo que hoy se denomina Calatrava-La Vieja). Después, tras el desastre y derrota cristiana en la batalla de Alarcos (1195), a pocos km de la actual Ciudad Real, la frontera avanzó del lado musulmán hasta casi 100 km al Norte de Salvatierra, que también quedó en poder almohade, junto con Qal'at Rabah y todos los castillos en el valle del Guadiana y Jabalón. Pero en 1198, el maestre de Calatrava, junto con 400 caballeros y 700 peones, entraron en territorio musulmán para reconquistar Salvatierra, asentándose en él. Encasillados en el castillo, pero rodeados de territorio enemigo, trasladan aquí su convento y la sede de su orden, que durante unos años cambiará su nombre por el de Orden de Salvatierra.

Torre del homenaje.
La roca volcánica más oscura, en contraste con la dura cuarcita más clara,
 dotaba a la torre de un curioso y bello ornato, rompiendo su monotonía.

Torre del homenaje, desde el exterior (cara Sur). En este lado deja al descubierto su interior.

Solo queda una parte de la pared Norte de la torre, que convendría afianzar.

La torre desde el interior del castillo.
 En primer término, montañas de escombros de salas derruidas
(con los años, tapados ya por tierra y vegetación).
 
Durante los 13 años que siguieron, el castillo de Salvatierra fue un reducto cristiano dentro de las posesiones musulmanas, en 100 km a la redonda. Sin duda, desempeñó un fuerte papel dentro de la "guerra psicológica" entre ambos bandos, ya que en todo este tiempo, los musulmanes no fueron capaces de tomarlo de nuevo, a pesar de su aislamiento. Tal grande debió ser la afrenta, que en 1211, un año antes de la batalla de Las Navas de Tolosa, y ante la humillación que para los musulmanes suponía semejante asentamiento dentro de su territorio, el califa Al-Nasir cruzó Sierra Morena con un potente ejército y se plantó frente a Salvatierra.

Tan superiores en número y temibles eran las tropas reunidas, que Al-Nasir pensaba recuperar la fortaleza a lo sumo en solo unos pocos días. Los caballeros calatravos, tras ver la que se avecinaba, salieron frente al castillo dispuestos a presentar batalla. Eran unos 300 caballeros, en sus monturas, con sus armaduras. Debían presentar una espectacular estampa: Eran la élite de las tropas cristianas. Un monje-caballero calatravo se entregaba a la vida monástica y militar. Su preparación bélica y sus medios estaban lejos del resto de unidades de la época, hasta el punto de que se decía que un freire calatravo valía por 10 hombres. Eran como los cuerpos especiales de hoy en día, capaces como hemos visto de tomar Salvatierra y mantenerlo durante años rodeado del enemigo. Eso, sumado a su fanatismo religioso, lo convertía en un temible soldado para el ejército musulmán.

De esa manera, formaron estos 300 calatravos en el exterior del castillo. No se esperaba el ejército de Al-Nasir lo que a continuación ocurrió: Los caballeros se lanzaron colina abajo al encuentro de los almohades ¡Los freires calatravos eran los que emprendían el asalto! Presentaban batalla en un número netamente inferior y a campo abierto... ¡y eran ellos los iniciaban el ataque! Al parecer, el desconcierto se apoderó del lado musulmán y cuando quiso reaccionar ya había recibido varías cargas a caballo del lado cristiano. Las monturas cristianas, asestaban golpe tras golpe. Las bajas de Al-Nasir fueron numerosas. Cuando la caballería almohade reaccionó e intentó rodearlos, el daño ya estaba hecho, aunque pudieron repelerles. Aún en la retirada cristiana, algunos calatravos volvieron tras sus pasos, plantando cara a los perseguidores, para proteger el regreso de sus hermanos a Salvatierra, entregando por ello su vida.

Esta épica gesta es uno de los episodios más famosos ocurridos en Salvatierra. Podéis leer una recreación más detallada en el siguiente enlace:

La carga de los 300 calatravos
(castillodecalatrava.blogspot.com)

(Edito [08-01-2019]: El enlace anterior ya no funciona, pero se puede encontrar más información de ese episodio buscando en google)

Finalmente, los cristianos se atrincheraron en Salvatierra. Lo que iba a ser una fácil campaña, se convirtió en 51 días de asedio, tras los cuales, Al-Nasir recuperó el castillo. Los caballeros cristianos nunca rindieron la fortaleza: Abandonaron Salvatierra por sorpresa y con sigilo durante la noche al no poder recibir refuerzos del Rey Alfonso VIII y contando con su permiso, tras indicarles a través de un emisario que no podría acudir a socorrerles.


Las altas paredes rocosas y peñas se aprovechaban como parte de las defensas.
Aquí se ve un ejemplo y sus dimensiones comparadas con dos paseantes.
En segundo plano, donde las rocas permitían un mejor acceso, se levantaba la muralla,
en este caso, la que cercaba el primer recinto y era principalmente de tapial.

Desde el exterior, restos de una torre derruida sobre las inaccesibles paredes.

Aquí se aprecia muy bien como la roca se aprovechaba como defensa y muralla natural.
Sólo allí donde se necesitaba, se añadía muralla, en este caso, al fondo, construida con roca.

Lienzos de muralla y torres en lo que debía ser el acceso principal al castillo.

Las anteriores murallas desde otro ángulo.
Como vemos, el terreno no es precisamente llano ni fácil para adosar al muro grandes maquinas de asedio.

Muralla Norte desde el exterior. Tampoco era de fácil acceso. Se aprecian restos de tapial desmoronado.


Lo que da una idea de la capacidad defensiva de este castillo, es que tras la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212), y después de trasladarse la frontera varias decenas de kilómetros al Sur, el castillo siguió bajo dominio musulmán en territorio cristiano (justo al contrario que ocurrió anteriormente). Su ubicación y fortificación hacían tan costoso el asedio que al parecer, durante la campaña de las Navas de Tolosa, las tropas cristianas pasaron de largo. Finalmente, entre 1213 y 1215 se produce la definitiva conquista cristiana. Ante el desplazamiento de la frontera al Sur, la orden de Calatrava se traslada desde Calatrava-La Vieja al vecino castillo de Dueñas (frente a Salvatierra), que reforma y amplía para fijar ahí su sede en lo que hoy se conoce como el castillo-convento de Calatrava-La Nueva.

Con este traslado, Salvatierra queda abandonado en el siglo XIV. Desde entonces, el tiempo ha ejercido su imparable trabajo en las estructuras medievales. Media torre del homenaje se vino abajo y numerosas murallas y estancias se han derruido y han sido cubiertas por los escombros del propio derrumbe y por tierra con los años. Adentrarse en el castillo supone una aventura, caminando sobre muros, escombros y evitando peligrosos agujeros a estancias inferiores. Aún se conserva parte de la muralla, muros de tapial (almohades) y una fachada de la derruida torre del homenaje que todavía aguanta estoicamente el paso del tiempo. También son de interés numerosas y amplias galerías, con bóveda de cañón, que conformaban las estancias inferiores del castillo. También impresionan algunos arcos a la entrada. Dentro de las galerías, el vandalismo en pasadas décadas ha dejado algunas pintadas en la pared, donde se ven incluso algunas de la época de la guerra civil.

Entrada a galerías dentro del castillo (bóvedas de cañón)

En esta se aprecian en las paredes los agujeros donde
se empotraban las desaparecidas vigas de madera.
De esta forma, se conseguía dividir la estancia en dos plantas.

Aún se conservan estas salas con gran robustez.

Entrada a otras dos grandes estancias, cubiertas de tierra hasta el techo.

Sorprende la amplitud y perfección constructiva de algunas salas.
 En muchas partes del castillo, como aquí, hay agujeros que comunican
con estancias inferiores varios metros por debajo.
Se han tapado con ramas (como aquí) para advertir de la peligrosa caída.

Otra puerta casi totalmente cubierta de tierra. Al fondo, la torre del homenaje.

Otra gran estancia, con otro agujero en el techo.


Espectacular arco semiderruido.
 Sospecho que la montaña de escombros bajo él, proviene de una torre
que había al fondo y que se vino abajo.
 En la pared, las oquedades donde se insertaban vigas de madera
 para hacer las diferentes plantas de la estancia.

El acceso al recinto se hace subiendo una empinada cuesta, hasta llegar a una zona amurallada de tapial, de posible origen almohade. Este primer recinto alberga un primer patio de armas, en pendiente. En la parte superior, una puerta da acceso a un segundo recinto mucho más fortificado, construido de sillería y un fuerte cemento. En él, podemos encontrar varias plantas con bóvedas de cañón, que albergarían diferentes estancias subterráneas y que aún son transitables. Sobre ellas, se adivinan otros patios y estancias ya derruidas y cubiertas de escombros. En lo más alto, los restos de la torre del homenaje, de sillares de cuarcita roja, con detalles de piedra volcánica más oscura en las esquinas, que le daban un llamativo y característico acabado, que también se puede observar en algunas estructuras de Calatrava-La Nueva.

Interior del castillo, cubierto de tierra. Bajo esa mole de sillería están las galerías.

Parte de la muralla. Las vistas desde aquí son espectaculares. Al fondo, Calzada de Calatrava.

Lo que parece un torreón desmoronado y una estancia cubierta de escombros y tierra.
A lo lejos, la silueta de Calatrava-La Nueva.

Un arco semiderruido, de dimensiones considerables.
En primer plano la entrada a una galería. Al fondo, Calatrava-La Nueva.

¿Una sala hundida y llena de escombros o una terraza?
En primer plano, uno de los peligrosos (y a veces camuflados) agujeros hacía salas inferiores.

Parte de muralla y zona superior de una bóveda, con otra espectacular vista de Calatrava-La Nueva al fondo.

Paisaje infinito sobre la muralla.

Restos del primer recinto amurallado, construido en tapial y reforzado con sillares en las esquinas.

Otra torre desmoronada. Tapial reforzado en el exterior con sillares.

El castillo está dentro de una finca de propiedad particular. Está declarado Bien de Interés Cultural (BIC), lo que debería ayudar a su conservación y estudio, pero parece que es un gran olvidado por la administración. Como ya hemos visto en entradas anteriores, lamentablemente no es el primero ni será el último caso de BIC en lamentable estado (ver por ejemplo, la venta de Borondo, el palacio de los Gosálvez, el puente de Publio Baebio Venusto, y otros tantos que seguro seguiremos contando en un futuro). Tal vez llegue el día en el que se puedan realizar los pertinentes estudios arqueológicos y desescombro, pues el castillo tiene unas dimensiones considerables, salas de interés y sobre todo, una historia única, ya que fue sede de la Orden de Calatrava durante 13 años, mientras se la denominó Orden de Salvatierra. No me cabe duda que semejante patrimonio e historia, si estuviera en otro lugar, no se encontraría en este estado y se habría recuperado para el disfrute, aprovechamiento, conocimiento y admiración de todos. Mientras esperamos ese día de la restauración, nos lamentaremos con la triste realidad de una ruina progresiva que ojalá no destruya otra de tantas joyas maltratadas, olvidadas y desconocidas que alberga La Mancha.

Para saber más:
 - Castillo de Salvatierra. Amador Ruibal Rodríguez. 

Otras entradas relacionadas con Alfonso VIII y la reconquista:



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Comentarios

  1. Parece mentira que, lo que hoy vemos en ruinas, aguantase tan bien como reducto de ambos bandos en tierra hostil. Ya me estaba imaginando yo a los calatravos atacando en lugar de simplemente defender. Debió de ser todo un espectáculo. ¡Gracias de nuevo por otro artículo tan interesante!

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    1. Estimada Marta.

      Parece mentira, pero tengamos en cuenta que hablamos de hechos sucedidos hace 800 años. La fortaleza sin duda, por los restos, debía ser realmente difícil de asediar y con un potencial defensivo bastante considerable. Sólo su tamaño ya así lo atestigua, aunque ahora de algunas zonas solo nos queden indicios de murallas o defensas. 300 caballeros, sus monturas y logística no cogen en cualquier cuchitril, y para lanzar una carga de ese tamaño supongo que además no dejarían mientras el castillo vacío, por lo que serían aún muchos más dentro.

      Gracias por comentar.

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    2. Han pasado casi 8 siglos de abandono y el tiempo ha hecho su trabajo convirtiendo las fuertes torres en ruinas. No obstante, para hacerse una idea del tamaño del castillo, podemos ver esta foto desde google maps, donde he marcado algunos de los recintos que se aprecian:

      - El corazón del castillo, más fortificado y donde se encuentra la torre del homenaje y las galerías.
      - Un patio de armas adosado, en otro recinto amurallado a un nivel inferior al anterior.
      - Otros dos recintos adosados, que si bien sobre el terreno no parecen tan amurallados, desde el aire se aprecian la forma de las murallas. Quizá fueran zonas aledañas para alojar campamentos, huertas o viviendas, cerca de la protección de las murallas.

      Podéis ver la foto con estas zonas marcadas aquí:

      https://drive.google.com/open?id=0ByhJuuNWsbnJUEFDQzlnaEFnSlF6ZnRmTFAwWnczWGFEa0JB

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