Vista exterior del alcázar de Calatrava-La Vieja |
Fundada por los omeyas en el siglo VIII, alrededor del año 785, fue una de las primeras grandes ciudades creadas por los musulmanes en Al-Andalus. Se le denominaba Qal'at Rabah (fortaleza de Rabah). Durante casi cuatro siglos de dominio musulmán, fue floreciendo hasta convertirse en la más importante ciudad entre Toledo y Córdoba, en cuyo camino de comunicación se encontraba, estimando que pudo llegar a albergar a unos 4000 habitantes repartidos entre su medina y arrabales.
Por tanto, Qal'at Rabah no es un castillo al uso. Son los restos de una completa ciudad medieval amurallada. En el interior de la ciudad, la medina con sus barrios laberínticos, mezquitas y comercios y en el extremo mejor defendido, un alcázar donde residía la élite y el poder político. La muralla tiene un perímetro de unos 700 metros, abarcando en su interior una superficie de cinco hectáreas, y contando para su defensa con más de 40 torres (algunas albarranas, separadas de la muralla), gruesos muros y un foso con un ingenioso sistema hidráulico de defensa. Extramuros, contaba con extensos arrabales donde se asentaba más población (algunos con mezquita propia), cementerio, huertas...
Qal'at Rabah se encontraba estratégicamente situada, en un importante cruce de caminos, sobre los que ejercía el control. Caminos que comunicaban de Norte a Sur, Córdoba (capital del califato) con la importantísima ciudad de Toledo. Y de Este a Oeste, el levante con el Atlático peninsular. Su situación en un pequeño cerro amesetado, y con el río Guadiana a sus pies, la hacían un lugar desde donde tener un amplio control visual del territorio y casi inexpugnable, gracias a la defensa fluvial natural que ejercía el río, que bañaba las murallas al Norte de la ciudad, y desde donde el acercamiento y acceso sólo podía realizarse mediante barcas. Las zona Sur de las murallas contaba con las torres más poderosas y un profundo foso al no contar con la defensa natural que proporcionaba el río.
Vista del foso y murallas. Al fondo, se distingue una torre albarrana, separada de la muralla. |
A finales del siglo XI (1085), Alfonso VI conquistó Toledo definitivamente, con lo que la frontera entre los reinos cristianos y Al-Andalus quedaría establecida aproximadamente en el valle del Tajo. Casi un siglo después, en 1147, Qal'at Rabah fue por primera vez tomada por los cristianos. Pasó a manos de Alfonso VII (nieto del anterior Alfonso), convirtiendo a esta ciudad en la plaza cristiana más avanzada frente al islam, y desplazando la frontera hasta el valle del Guadiana. Al transformarse en un lugar fronterizo, Qat'at Rabah será la vanguardia cristiana ante los musulmanes y por tanto un lugar sumamente peligroso y difícil de controlar. Es por ello que Alfonso VII cede la fortaleza a la Orden del Temple para su defensa. En su afán por dotar a la ciudad de símbolos cristianos, los templarios comienzan a construir una iglesia dentro del alcázar, pero la obra queda inacabada, pues abandonan la urbe ante las dificultades de mantenerla. Los cimientos del ábside de esa iglesia aún pueden contemplarse, conformando los restos de la construcción templaria más antigua de Castilla.
Ante tal situación, en 1158 el rey Sancho III (hijo de Alfonso VII) decide conceder la plaza de Qal'at Rabah a aquel que pudiera defenderla. Por aquel entonces, Fray Raimundo de Fítero, monje cisterciense, se encontraba en Toledo y se enteró de la ofrenda del Rey, el cual, finalmente se la concedió, ante la falta de otras opciones y en un desesperado intento de conservar la ciudad en manos cristianas. Fray Raimundo entonces, junto con gran número de monjes se trasladó a Qal'at Rabah desde su monasterio en Fítero (Navarra). Estos monjes, a su vez tenían que ser "soldados" para defender la ciudad del acoso y ataque de los moros en esta tierra de frontera. Los monjes-guerrero se establecen en Qal'at Rabah y se funda la primera Orden de Caballería propiamente hispana, que tomaría el nombre del lugar "cristianizado" (Orden de Calatrava). La nueva Orden, se basaría en la regla monástica del Cister y su primer Maestre fue el mismo Raimundo de Fítero. Dentro del alcázar, sobre los cimientos de la iglesia dejada por los templarios, los calatravos comenzarían a levantar su propia iglesia y a modificar el alcázar para mejorar sus defensas. El lugar, por aquel entonces, en Castilla ya se conocía por su nombre transformado desde el árabe: Calatrava.
Otra perspectiva del alcázar de Qal'at Rabah. |
La Orden de Calatrava se asentó en la ciudad durante los años siguientes en esta inestable zona fronteriza, hasta 1195, momento en el que tiene lugar una importante batalla contra los musulmanes, en Alarcos, junto al margen del Guadiana a unos 20 km río abajo de Calatrava. Las tropas cristianas, comandadas por el mismísimo rey Alfonso VIII sufren una gravísima derrota en Alarcos, ante el califa almohade Al-Mansur (Yusuf II). La Orden de Calatrava, que participó activamente en la batalla con la mayoría de sus monjes guerrero, se vio gravemente esquilmada. El Rey pudo milagrosamente salir vivo de la batalla y se retiró a Toledo. La derrota fue tal que se perdieron todas las fortalezas del valle del Guadiana (entre ellas, Calatrava) y la frontera volvió a desplazarse al Norte, de nuevo al valle del Tajo y casi a las puertas de Toledo. Hasta el punto de que el mismo Toledo casi se vio comprometido por la ofensiva almohade, aunque nunca llegaría a caer. La derrota de Alarcos desestabilizó grandemente el reino de Castilla durante los años venideros.
Tuvieron que pasar 17 años para que Castilla pudiera levantar cabeza, y volviera a hacer frente al islam, en alianza con el resto de reinos cristianos peninsulares, en una campaña que recibió el trato de cruzada por el mismísimo Papa. No fue hasta 1212, cuando se recuperaría Calatrava, de nuevo por Alfonso VIII, durante esta campaña que desembocaría en la batalla de Navas de Tolosa, cerca de Despeñaperros. Y fue en Calatrava donde tuvo lugar un importante hecho quizá decisivo para la futura batalla que se libraría semanas después. El asedio cristiano a Calatrava duró menos de lo que cabría esperar, pues el alcaide almohade rindió la ciudad ante la imposibilidad de defenderla con los medios disponibles ante el enorme ejército cristiano, quizá también por miedo a que se repitieran los hechos acaecidos anteriormente en la fortaleza de Malagón, donde los ultramontanos (cruzados venidos más allá de los Pirineos) saquearon y pasaron a cuchillo a casi toda la población, poco acostumbrados como estaban a ver moros, que para ellos eran poco más que abominables seres herejes de extrañas costumbres, a diferencia de los reinos cristianos de la península, con más experiencia en la cohabitación y transigencia con el musulmán y con los que se llegaban incluso a pactos entre diferentes reinos independientemente de su religión. Ante la rendición del alcaide de Qal'at Rabah, Alfonso VIII no permitió que en esta ocasión el saqueo por parte de los ultramontanos. El alcaide pudo abandonar la fortaleza tras la rendición pactada. Esto de no poder masacrar a los moros rendidos, no sentó nada bien a los ultramontanos, que venían desde tan lejos a la cruzada contra el infiel, y un número muy importante de ellos (varios miles) abandonaron la campaña y volvieron a su lugar de origen. Aunque se perdió gran parte del grueso del ejército (aproximadamente compuesto por unos 15.000 hombres en total), este hecho pudo "aligerar" la intendencia y hacer más sencillo y ágil el movimiento de las tropas.
Además, el Alcaide fue posteriormente mandado ejecutar por el califa Al-Nasir, al saber de su rendición, acto que después se transformaría en una falta de apoyo de parte de la caballería pesada musulmana en la batalla, por el gran aprecio que tenían al ajusticiado alcaide.
Estos dos hechos (la retirada de los ultramontanos y el ajusticiamiento del alcaide), pudieron decantar el resultado final de la histórica batalla que se libraría semanas después, cerca de Despeñaperros.
Tras la decisiva victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), la frontera se desplaza hacia el Sur y Calatrava va perdiendo importancia. En 1217, la sede de la Orden se traslada al castillo de Dueñas, frente a Salvatierra, denominándose entonces a esa estrenada ubicación como Calatrava-La Nueva (en el actual término de Aldea del Rey). Desde entonces, Qal'at Rabah se denominaría Calatrava-La Vieja estableciéndose en ella una encomienda de la Orden. En 1255, Alfonso X el sabio funda funda a pocos kilómetros Villa Real (posteriormente Ciudad Real) como núcleo poblacional dependiente del Rey, como contraposición a la fuerza que estaba tomando la Orden de Calatrava en Castilla, y en esta comarca en particular, en un intento de frenar el acaparamiento de territorio y poder de las órdenes militares. Como consecuencia de ello, el camino de Toledo a Córdoba es desviado para pasar por Villa Real, dejando a Calatrava-La Vieja fuera del nudo de comunicaciones y empujándola hacia la decadencia que ya había iniciado. Ya a principios del siglo XV, el comendador abandona Calatrava-La Vieja trasladando su residencia a Carrión. En el XVI la ciudad prácticamente estaba completamente abandonada.
En este "temprano" abandono es donde reside la gran particularidad y valor que tiene este yacimiento: Los restos que se puede encontrar están prácticamente inalterados desde entonces. Se trata de una ciudad musulmana completa, con construcciones medievales que van desde el siglo VIII hasta su abandono. En otras ciudades, con el paso de los siglos, los restos de esa época fueron reaprovechados, destruidos o se construyó encima de ellos tras demolerlos. En Calatrava-La Vieja, simplemente la mayoría se vinieron abajo o quedaron sepultados, y ahí siguen, esperando a que salgan a la luz en sucesivas y futuras excavaciones, ya que casi la totalidad de la medina prácticamente está sin excavar, habiéndose centrado los estudios anteriores en el alcázar y parte de la muralla y fosos defensivos. En España, son sumamente escasos los restos de ciudades medievales completas que resultaran abandonadas, con sus restos prácticamente intactos. He aquí la importancia histórica de Calatrava-La Vieja, que puede proporcionar datos únicos y muy valiosos sobre la Edad Media en Al-Andalus. Por hacer un símil, otra de las ciudades también abandonadas es Medina Azahara (en Córdoba), aunque las circunstancias de abandono de esta última fueron su destrucción en el contexto de una guerra civil entre musulmanes, que saquearon la ciudad antes de cumplirse un siglo desde su fundación en el siglo X. Como diferencia destacable, Medina Azahara era una ciudad suntuosa y palatina, llena de lujos, arte y arquitectura monumental, exclusiva para albergar al califa y altos mandatarios, mientras que Qal'at Rabah era una ciudad para todo tipo de pobladores, que además contaba con alcázar como centro de poder, donde se alojaban a los altos cargos locales.
Gran puerta monumental del alcazar. La pequeña puerta de la izquierda, fue abierta posteriormente por los cristianos. |
Murallas, desde lo alto de la torre albarrana. |
Tras esta introducción histórica, ¿qué queda de Qal'at Rabah? Pues en la actualidad, principalmente se puede visitar el foso, parte de las murallas, alguna coracha y el alcázar. La medina, de unas 5 hectáreas, en el interior del recinto amurallado, sigue esperando a ser excavada y a que revele sus valiosos secretos. Se podría contar tanto que daría para varias entradas en el blog, pero de momento explicaremos brevemente algunos de estos elementos.
El alcázar es la parte más monumental del conjunto. Ocupa la parte Este de la ciudad y para su defensa, alrededor de él tiene la sección amurallada y torres más importantes. Destacan sendas torres pentagonales como vanguardia, que permitían defender la muralla y posiblemente dotadas del suficiente espacio para colocar en ellas grandes armas del estilo de una catapulta. Este tipo de torres pentagonales, de época similar, se pueden encontrar en los cercanos castillos de Alarcos y Caracuel. Precisamente en la entrada del castillo de Caracuel, se detallaba el uso y razón de este tipo de torres, así que viene bien un repaso de ese artículo para conocerlas mejor.
Además, las torres pentagonales de Qal'at Rabah, formaban parte de un ingenio hidráulico defensivo y ornamental, llamado CASTELLVM AQVAE, por su similitud con los depósitos de agua romanos así denominados, y que se situaban en la parte más alta de la ciudad. Se trataba de un sistema de norias y corachas que elevaba agua desde el río hasta lo alto de la muralla y las torres, hasta depósitos en la parte superior de la muralla, para dejarla después caer a lo largo de la pared, a unas piscinas y al foso. De esa forma, aparte de poder servir para suministrar agua a presión al alcázar, se formaba una especie de cortina de agua en la muralla Sur, que podría reflejar los rayos del sol y confundir al enemigo. Además, tal control del agua era un modo de demostrar el dominio tecnológico y ostentación de poder, por todo lo que el uso ritual del agua representaba en la cultura islámica.
El agua, era recogida del río Guadiana por medio de las corachas, que eran extensiones de muralla que se adentraban en el río, con mecanismos hidráulicos como norias, que servían para elevar el agua y llevarla al interior de la ciudad.
En esta parte exterior del alcázar se encontraba el CASTELLVM AQVAE. En la foto, se distingue lo que queda de las torres pentagonales, que se encontraban junto a este sistema hidráulico. |
Los restos de una de las corachas que se adentraban en el río Guadiana. |
La muralla, alcanzaba una altura de unos 20 metros en la zona del alcázar. Algunas partes de la muralla estaban defendidas por torres albarranas (por delante y separadas de la muralla). También en la entrada del castillo de Caracuel, se detallaba el uso y razón de este tipo de torres. Se aprecia que algunas torres estaban construidas en tapial (elemento constructivo típico almohade) y que posteriormente fueron reforzadas y forradas por sillería. A la altura de la muralla, hay que sumar la profundidad del foso que le precedía, que podría ser uno los pocos fosos "húmedos" de la época en una fortaleza peninsular, ya que el agua del CASTELLVM AQVAE era vertida en él, desde donde volvía al río, rodeando al alcázar y constituyendo un elemento defensivo más.
Para adentrase en la ciudad, se puede hacer por lo que queda de una de sus puertas. Los restos de esta puerta de acceso a la medina, indican que se trataba de una puerta en recodo, quizá de las más antiguas de Al-Andalus. Este tipo de puertas, típicas en las fortalezas y ciudades islámicas, obligaban a un atacante a tener que maniobrar una vez atravesada la puerta, o a verse atrapado en una encerrona cuando se encontraba una segunda puerta tras doblar una esquina. Si se era capaz de acceder a la medina, el laberinto de calles estrechas y serpenteantes, supondría otra dificultad añadida para llegar al alcázar.
Ya en el interior de la medina, destaca la colosal puerta monumental de acceso al alcázar. Dentro, diferentes construcciones islámicas (una gran sala de audiencias del siglo XI) y otras posteriores cristianas (la iglesia de los calatravos construida sobre el inacabado ábside templario, además de otras dependencias). En el centro del alcázar, un aljibe que se utilizaría en época cristiana como mazmorra y en el que los cautivos realizaron pinturas y marcas en las paredes que aún permanecen allí. Dentro de la iglesia, también se encuentran unos interesantes grabados en la pared, de aproximadamente los siglos XIV o XV, en los que distinguen caballeros y varios navíos (curioso porque La Mancha no es lugar de ver galeones, y menos aún surcando el Guadiana).
Fachada del alcázar desde el interior de la medina. Destaca la gran puerta monumental de unos 10 metros de altura. La otra pequeña puerta fue un añadido posterior cristiano. |
Bajo la puerta, mirando a la medina. |
La gran puerta monumental de entrada desde el interior del alcázar. En la parte inferior derecha, la estructura metálica es la puerta de acceso al aljibe. |
Grabado de un navío en la pared de la iglesia (siglos XIV o XV). |
Grabado de un caballero en la pared de la iglesia (siglos XIV o XV). |
En el interior de la iglesia: Estas piedras son el ábside inacabado de los templarios, que constituyen la construcción más antigua que se conserva de la Orden del Temple en Castilla. |
La gran sala de audiencias es la sala más llamativa de las que se conservan de época andalusí. Tras la toma cristiana, fue una de las salas abandonadas por los calatravos y sepultadas por sus propios escombros al derrumbarse, lo que ayudó a conservar lo que se ve hoy en día. Esta era una de las dependencias que se encontraban cerca de la puerta Norte del alcázar, otra puerta en recodo y cuyo acceso se tenía que hacer desde el río Guadiana, probablemente usando una embarcación. La sala es del siglo XI, de más de 200 metros cuadrados y con 6 enormes arcos de herradura que sostendrían la techumbre. En el extremo Sur, dos grandes nichos: el de la derecha que servía para albergar al mandatario que otorgaba las audiencias; el de la izquierda, una piscina de gran carga simbólica, que relaciona el poder con el uso del agua, reminiscencia de antiguas ceremonias omeyas de Oriente.
Recreación de la sala de audiencias. |
Nichos en la sala de audiencias, con puerta monumental al fondo. |
Desde dentro de la sala de audiencias, donde aún se conservan la base desde donde arrancaban de los arcos. |
Vista superior de la sala de audiencias, desde lo alto de la iglesia.. El Guadiana junto al alcázar, cubierto de vegetación de tonos ocres. |
Como se puede ver, hay tanto en Calatrava-La Vieja que fácilmente podría extraer varias entradas para el blog, detallando en cada una de ellas, todos y cada uno de sus interesantes elementos, pues la sensación es de que me dejo demasiadas cosas por contar. De momento, me conformo con este extenso resumen donde he querido dar una visión global del conjunto y su historia.
La verdad es que este impresionante lugar no entraba en mis prioridades de aparecer como entrada en Mancha Ignota, dado que trato de dar más visibilidad a lugares menos conocidos o modestos, pero detecto que existe un gran desconocimiento general sobre los lugares cercanos que nos rodean y la importancia del patrimonio que encierra La Mancha, con gente que todavía no ve en Calatrava-La Vieja más que un par de paredes desmoronadas. Conocer la historia de un lugar y saber interpretar los restos puede enriquecernos y hacernos disfrutar de una experiencia única, rodeados de esos gloriosos restos en una ciudad clave en la reconquista cristiana de la península, testigo del nacimiento de la Orden de Calatrava y sus monjes-soldado. Precisamente, en el tema de la reconquista, durante el siglo XII esta tierra fue frontera entre cristianos y musulmanes, y existen parajes privilegiados por sucesos aquí acaecidos. Lugares que albergaron hechos que escribieron nuestra Historia, como Alarcos y su batalla (1195), Salvatierra, Calatrava la Vieja, el desaparecido castillo de Malagón... Conocerlos nos permitirá valorarlos, disfrutarlos, conservarlos y protegerlos, siendo conscientes del privilegio de revivir parte de esa historia al visitarlos.
Vista general de Qal'at Rabah. Desde lejos ya impresionan las dimensiones del conjunto. |
El alcázar desde el Guadiana. |
Vista aérea de Qal'at Rabah. La niebla cubre el valle del Guadiana. (Foto: https://cultura.castillalamancha.es/) |
Otras entradas relacionadas con Alfonso VIII y la reconquista:
(Agradecimientos a Rosa Montero, guía en varias ocasiones en el yacimiento de Calatrava-La Vieja, que con tanto cariño y esmero nos mostró Qal'at Rabah, paseando entre sus ruinas, enseñándonos a descubrirla con los ojos del siglo XI).
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Gracias por ayudarnos a conocer y a apreciar lugares tan impresionantes como Calatrava la Vieja. No cabe duda que estás realizando una importante labor de difusión cultural y a la vez lúdica. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti por comentar.
EliminarNo olvides que tú también puedes ayudar a esa difusión, compartiendo esta entrada y contando lo que aprendes aquí a los demás.
Un saludo. AIGarcía.
Gracias por tan interesante artículo. A pesar de ser uno de los monumentos clave de la región, y, en mi caso, tenerlo tan cerca, es un privilegio poder leer tantos detalles que ayudan a contextualizarlo y a disfrutarlo. La próxima vez que lo visite, iré con más conocimientos en la mochila. Muchas gracias
ResponderEliminarEse es precisamente el objetivo de Mancha Ignota: Dar a conocer nuestro entorno cercano y su historia, ayudando a conocerla, para valorarla adecuadamente. Cuánto más se sabe de un lugar, mucho más se disfruta de su visita. Valorarlo adecuadamente facilita hacer el esfuerzo por conservarlo.
EliminarLa próxima vez que visite Calatrava La Vieja, intente imaginar la ciudad en todo su esplendor... y cómo un enorme ejército cristiano como nunca antes se había visto, de más de 15.000 hombres y tres reyes (Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón), acampaba frente a sus murallas y se preparaba para el asedio.
Simplemente sobrecogedor revivirlo en el mismo lugar, mirándolo a través de las "gafas de la época" adecuada...
Muchas gracias por su comentario, Notasandwichmixto.
A partir del lunes podremos reiniciar esos viajes pendientes y sin duda quisiera ir a Calatrava la Vieja, porque para entender "La Nueva" era sumamente necesario interpretar "La Vieja" y lo has demostrado con este interesante reportaje, te doy las gracias, un saludo.
ResponderEliminarLas dos "Calatravas" son complementarias y absolutamente diferentes: La Vieja es una completa ciudad musulmana, de siglos VIII al XV. La Nueva es un castillo-convento enteramente cristiano, construído a partir del XIII. Ambas, tan diferentes y a la vez, formando parte de la misma historia.
EliminarIndispensable conocer estas fortalezas y la historia que encierran. Imprescindibles joyas del Campo de Calatrava. Un recorrido necesario por la historia medieval de La Mancha.
Gracias por el comentario, Rosa.
Desde el inicio del confinamiento me propuse hacer un mapa con lugares de interés que visitar en Castilla-La Mancha, mi región: Cuenca.
ResponderEliminarEsto me llevo a navegar muchas horas por la web y encontrar por ejemplo esta maravilla de BLOG, desde aquí te doy las gracias por tu divulgación y trabajo excelente. Soy maestro y aún confío en el poder de la educación en todos sus ámbitos.
El mayor tiempo libre me ha llevado a leer e interesarme por la filosofía y descubrir que lo que uno piensa ya lo han pensado otros antes y -en la mayoría de los casos- lo han expresado mejor que uno podría hacerlo.
Siempre he sentido apego por el mundo rural, lo mundano, lo común, las ruinas, el pasado, "la lluvia amarilla", "la españa vacía", "las urdes" infinidad de artículos y libros relacionados con el tema.
Te escribía simplemente para comentar mi reflexión, darte las gracias nuevamente y sugerirte un artículo interesantísimo que habla del mal llamado progreso y todo lo que ello genera... une además ruina y filosofía, mis dos descubrimientos de esta cuarentena; espero que te guste: https://elestadomental.com/diario/acumulacion-ruina-y-resto
Un abrazo enorme.
La divulgación es el principal objetivo de Mancha Ignota. Gracias por calificar el blog como "maravilla"; me alegra que mi trabajo no caiga en saco roto.
EliminarAquí podrás encontrar esos lugares curiosos, rurales, ruinas y rincones olvidados que el tiempo ha maltratado, aunque sin dejar de lado otros más conocidos de La Mancha.
Para tu mapa, te puede ayudar la sección "Mapa" de este blog (se accede a ella desde la página principal), donde puedes encontrar sobre un único plano la ubicación de todas las entradas que he publicado.
Echaré un vistazo al artículo que me remites.
Un saludo Jorge, y muchas gracias por compartir tu reflexión.
Una entrada a la altura de este impresionante monumento. Buen trabajo y gracias! ;)
ResponderEliminarCiertamente, cuando se conoce impresiona aún más.
EliminarGracias a ti por comentar, Eze.