Cueva de la Mora

En Daimiel, muy cerca de la Motilla del Azuer, se encuentra esta pequeña pero curiosa cueva. Su nombre nos da pistas sobre la leyenda que alberga. Se trata de un lugar más que engrosa la amplia lista donde aparece la recurrente "leyenda de la encantada", de la que ya hemos hablado en este blog en artículos anteriores que podéis repasar como introducción a esta entrada (la piedra encantada en Abengibre o el yacimiento del cerro de la encantada en Granátula de Calatrava son algunos ejemplos).


Cueva de la Mora (Daimiel)

La cueva en sí es más bien de tamaño reducido y en principio no tiene mucho más interés, salvo por ser uno más de los muchos parajes que cuentan con esta leyenda parecida o una de sus versiones. La recurrente leyenda de "la encantada" tiene numerosas variantes a lo largo y ancho no solo de la geografía manchega, sino también de toda la península. Pero todas ellas tienen varios elementos en común, adaptados al entorno o pueblo donde se producen. Estos elementos son la aparición de seres mitológicos (generalmente hadas, diosas o bellas mujeres de pieles claras y largos cabellos), en un momento concreto (comúnmente durante la noche de San Juan). Estas leyendas se envuelven en misterio, dotando a las apariciones de maldiciones, tesoros ocultos o transformaciones mágicas, entre otras invenciones populares que se pierden en el origen de los tiempos.

Pero en algunos casos, como el que nos ocupa, la leyenda es protagonizada por una mora. Se suele tratar de mujeres musulmanas que quedaban encerradas en algún lugar, guardando tesoros moros, llorando a la luz de la luna por un amor no correspondido, encantamiento, castigo, maldición o encadenamiento. Este tipo de leyendas de "la mora" deben surgir en la península durante la Edad Media (con la ocupación musulmana), muchas de ellas fruto de la transformación, deformación o mezcla con ancestrales leyendas de "encantadas". De esta manera, muchas de ellas han llegado a nuestros días entrelazadas y relacionadas entre sí, hablando indistintamente de leyendas de la encantada, de la mora, o de la mora encantada, contando con alguno de los elementos comunes que se han mencionado.

Representación de Lamia, una criatura mitológica tremendamente seductora de la antigüedad clásica, en la que se basa la "leyenda de la encantada".

El paso de los siglos y de leyendas orales, han ido moldeando estas historias. De hecho, el protagonismo de una chica mora puede estar también motivado por la traducción al castellano y la confusión fonética con el vocablo gallego "moura" (criatura fantástica que protagoniza estas leyendas en la mitología gallega), incluso con el sufijo prerromano "mor" (túmulo) o con las morras (motillas del Bronce Manchego, como la Motilla del Azuer, de la prehistórica Edad del Bronce). Mezclando durante siglos las ancestrales leyendas de la encantada, princesas, tesoros moros y quizá alguna confusión fonética, llegamos al resultado actual de encontrarnos con numerosas historias mágicas de "moras encantadas".

Según parece, cuenta la leyenda que en esta cueva permaneció cautiva una joven mora, cuyos cánticos se oían en noches de luna llena. Por largo tiempo estuvo encerrada hasta morir. Dicen que aún, durante las noches de plenilunio, se puede percibir el eco de sus canciones como una lejana voz.

La cueva de la mora es una cavidad natural formada en el desnivel de una terraza natural del río Azuer, cuyo cauce se encuentra a escasos 200 metros. Es una cueva pequeña, con una entrada de unos 2.5 metros de ancho y 1.5 metros de altura. Presenta un recorrido horizontal de unos 10 metros, sin desniveles, a partir del cual la cueva se va estrechando y haciendo cada vez más angosta. Por su tamaño, pudo servir eventualmente de refugio provisional para pastores o jornaleros. 


Entrada a la cueva de la Mora


Detalle del interior de la cueva.


Dada la cercanía de la motilla de Azuer, quizá ya fuera conocida por sus habitantes en la Edad de Bronce, aunque desconozco si en esta cueva se han hecho estudios arqueológicos o localizado algún resto que indique que haya sido refugio humano en la prehistoria. De ser así, por su tamaño, sólo serviría de refugio para un grupo poco numeroso. Pero incluso la cueva pudo ser de formación más reciente o haber sido inundada en riadas, al encontrarse en una de las terrazas de la vega del Azuer. Son conjeturas que surgen al observar el paraje.

En definitiva, un curioso lugar por la leyenda que alberga y uno más a incluir en la incontable lista de "moras y encantadas" que jalonan la geografía manchega. Como muestra y para saber más sobre esta leyenda en La Mancha, podéis consultar la siguiente entrada en el blog "Mitos y supersticiones manchegas": 

https://mitosysupersticionesmanchegas.blogspot.com/2017/04/moras-la-reina-mora-las-encantas.html


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Comentarios

  1. Como siempre, muy interesante el indagar entre la historia, la leyenda y la geografía. Gracias.

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Rosa.

      Seguro que también tienes cerca algún lugar que albergue esta leyenda o sus variantes.

      Un saludo.

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