Cerro de la Encantada

Varios han sido los lugares de Granátula de Calatrava que ya han aparecido en este blog: El puente romano de Publio Baebio Venusto, el volcán de Cuevas Negras y la piedra donde aró Cristo. Pero no son los únicos, pues este pueblo tiene muchos más lugares interesantes y yacimientos de gran importancia. Uno de ellos es el que nos ocupa hoy.

Cerro de la Encantada

El cerro de la Encantada es uno de esos yacimientos de primer orden, de sumo interés y poco conocidos por el público general. Los restos conservados son realmente impresionantes. Es una muestra prácticamente única en toda la península Ibérica de una fortificación en altura de la Edad de Bronce. En ella, la población se estableció alrededor del 1700 antes de Cristo, a lo largo de unos 800 años. Deténganse a pensar un momento de lo que estamos hablando... un poblado fortificado construido ¡hace más de 30 siglos! Unos muros que en época romana, ya estaban construidos 1000 años atrás.

Las características particulares de las poblaciones y asentamientos en Edad de Bronce en La Mancha dan lugar al llamado "bronce manchego" (también denominado "cultura de las motillas"). Tales características ya fueron explicadas en la entrada sobre la motilla del Azuer, otro espectacular y único enclave de la Edad de Bronce ubicado en Daimiel, así que, es buen momento para repasar ese artículo y refrescar la memoria. La diferencia más destacable entre el poblado fortificado de La Encantada y el del resto de "motillas", es que el primero se trata de un asentamiento elevado. Esto es que mientras que las motillas son plazas fortificadas ubicadas en la llanura, que defendían generalmente un pozo y servían para almacenar víveres (cereales, animales, etc.) y cobijar a la población en caso de peligro, el cerro de La Encantada es una población fortificada en una destacada elevación.

En primer plano, una construcción reciente (con tejado) realizada para apoyo en las excavaciones.
Al fondo, los restos de la Edad de Bronce.

El conocimiento de estos pueblos prehistóricos se realiza básicamente mediante estudios arqueológicos, puesto que en la Edad de Bronce aún no se había desarrollado la escritura. En la Encantada se encuentran varios tipos de construcciones: defensivas (murallas), viviendas, silos, necrópolis o construcciones funerarias, templos... De todas ellas, hoy se observa fundamentalmente la base de la construcciones que se elaboraron con piedra y argamasa similar al barro, algunas incluso con una especie de enlucido.

Lo más llamativo son unas curiosas construcciones circulares agrupadas, como si de un panal de abejas se tratara, que podían ser silos para almacenamiento de cereal. Pero también se encuentran construcciones cuadradas, con acceso, que podrían ser usadas como vivienda o almacenes, alguna incluso como lugar de culto religioso. Se han encontrado también numerosos enterramientos, algunos de ellos realizados en tinajas ovoidales, donde se introducían los restos del difunto (a la costumbre fenicia). Todo ello da a entender que se trataba de un importante núcleo de población. Además, cabe destacar el estado de conservación ya que este asentamiento solamente fue poblado en la Edad de Bronce, no habiendo sido ocupado posteriormente ni habiendo sido construido nada sobre los restos en épocas posteriores.

Silos en primer plano.
Vistas infinitas al fondo.

Los silos, en estructuras anidadas forman una curiosa construcción.
Estos silos tienen aproximadamente 3 metros de diámetro cada uno.

Silos o depósitos de diferentes formas.

Urna funeraria procedente de La Encantada (Museo Provincial de Ciudad Real).
Los restos del difunto se depositaban en su interior (aún pueden verse los huesos de un niño).

Hoyo de piedras en el propio yacimiento. Podría ser un lugar dónde depositar las urnas o tinajas con los restos del difunto.
Compruébese la semejanza entre esta foto y la anterior del museo, donde reposa la tinaja.

Desde el cerro se tienen unas impresionantes vistas  de todo el valle del río Jabalón. Ya solo por la panorámica merece la pena el sitio. Con semejante alcance visual, no es de extrañar que este fuera el lugar elegido para asentarse. Hay que imaginarse que en el momento de esplendor de este poblado, obviamente no existía el embalse del río Jabalón que se puede ver ahora. Se trataría pues de un fértil valle, probablemente también con abundante recursos para la caza o para la ganadería. Desde el cerro de la Encantada, se tenía un total control visual de toda la zona circundante.

Las vistas desde lo alto de La Encantada alcanzan muchos kilómetros.

Muros circulares o silos en primer plano. Paisaje infinito al fondo.

Más silos y espectaculares vistas al fondo.

También, en el propio cerro se encuentra la llamada Cueva de La Encantada, que le da nombre al cerro, ¿o será al revés? El caso es que se trata de una oquedad bajo una capa de sedimentos cuarcíticos, con unos 20 metros de recorrido y que sería usada como aljibe por los moradores del cerro. Pero lo curioso de la cueva es que alberga una leyenda, según la cual en ella habita una "bicha", que la noche de San Juan se transforma saliendo de su escondite y convirtiéndose en una bella dama. No se trata más que de otra versión de la "leyenda de la encantada", la cual se repite de forma recurrente en diversos puntos de la geografía manchega y española, y que ya expliqué en su momento en la entrada dedicada a la piedra encantada de Abengibre (Albacete).

Acceso a la cueva. La altura de la entrada es de aproximadamente 1.5 metros.

Un niño en el interior de la cueva da una idea de su amplitud.

El yacimiento se encuentra en una finca privada, con acceso cerrado a los vehículos y con una caminata de más de un kilómetro cuesta arriba para el que quiera llegar a pie. Los paneles informativos son inexistentes y las escasas indicaciones para llegar al lugar están muy deterioradas o han sido destruidas. Algunas de estas señales, como las que había en la carretera, aparecieron pintarrajeadas adrede, como si se quisiera dificultar el acceso hasta los restos del poblado o su localización. Se han hecho numerosos estudios arqueológicos y hace bastantes años se realizaron trabajos de musealización, paneles y recorrido por el poblado. Hoy, de aquella musealización, apenas queda en pie el esqueleto de un panel informativo vacío antes de llegar al yacimiento. La vegetación y los conejos se han adueñado del lugar.

Algunas construcciones defensivas.

Una de las construcciones que se encuentran a mayor altura. Podrían ser lugar de culto.

Resulta tan sorprendete como triste que un yacimiento de esta categoría y con el potencial que encierra se encuentre en este estado. Baste con compararlo con otro conocido lugar del Bronce Manchego: la motilla del Azuer, que se ha musealizado y su acceso (mediante visitas guiadas) está controlado por el Museo de Daimiel, con prácticamente todos los pases llenos, necesitando reservar con bastante antelación y con visitantes que vienen de todas las partes de España con intención de conocer esa joya única de la prehistoria. Mientras, el cerro de la Encantada, olvidado, abandonado y desconocido.

El cerro de la Encantada es un destacado tesoro arqueológico de primer nivel en La Mancha y que sin duda, en otro lugar estoy seguro que luciría de otra manera. Actualmente es posible contratar alguna visita con un guía local, siendo prácticamente la única manera de interpretar lo que se ve en el cerro. Un lugar impresionante como pocos, pero otro más de esos tantos rincones únicos y perdidos en La Mancha, con gran valor histórico y arqueológico. Desconocido para el turismo y de los que poca gente se acuerda o conoce de su importancia aún teniéndolos muy cerca.

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