Venta del Pinar

Antiguamente, desplazarse largas distancias requería de viajes de varias jornadas. El recorrido, en el mejor de los casos, se hacía ayudado de vehículos de tracción animal o en la grupa de un burro o caballo. Hasta bien entrado el siglo XX esa fue la tónica general.

La Mancha, tierra de paso, era atravesada por largos y principales caminos desde tiempos inmemoriales. Muchas de las veces, las grandes distancias entre poblaciones hacía necesaria la construcción de complejos donde los viajeros pudieran hacer una parada durante sus desplazamientos, o alojarse para pernoctar hasta el siguiente día.

Estos lugares de parada y fonda, debían por tanto disponer de infraestructuras mínimas para dar cobijo, comida y descanso tanto a personas como a animales. Es en este contexto donde aparece la venta manchega como alojamientos donde satisfacer todas esas necesidades del viajero. Ya se tiene noticia de este concepto de venta manchega desde el siglo XV y un buen ejemplo y descripción de las ventas tradicionales podemos encontrarlo en la inmortal obra del Quijote de Cervantes.

De época cervantina (siglos XVI y XVII) son escasas las ventas manchegas que se conservan. Ya he hablado de algunas de ellas, como la venta de la Inés y la venta de Borondo, ambas declaradas Bien de Interés Cultural, aunque en mi opinión, de no suficientemente reconocido valor histórico, arquitectónico y antropológico.

Venta del Pinar
(Foto: http://www.turismosanclemente.com)

Aún quedan algunas ventas de más reciente construcción, aunque también bellas e importantes en su día, como la que nos ocupa este artículo: La venta del Pinar. Situada en plena Mancha, en el término municipal de San Clemente (Cuenca), casi lindando con el término de Villarrobledo (Albacete). Su construcción data del siglo XVIII, a los pies del camino real de Madrid a Alicante, del que ya hablé en la entrada dedicada al puente de Clemente, que usaba el antiguo trazado para salvar el río Gigüela, unos 80 km más adelante, hacía Madrid. En su día, estos caminos reales fueron ya trazados con acierto, pues algunos de ellos aún siguieron usándose y rehabilitando durante mucho tiempo, como es el caso de éste, que acabó convertido en la carretera nacional N-301, que sigue usándose en la actualidad. Esta coincidencia se da sobre todo en el tramo manchego, en el que predomina la llanura y no hubo necesidad de alterar trazados cuando las vías necesitaron de mayor capacidad.

La buena ubicación de la Venta del Pinar es indudable: A medio camino entre las poblaciones de El Provencio y Minaya, pero a suficiente distancia de ellas. Además, prácticamente a los pies de la venta  hoy se cruzan la autovía A-43 (de Levante a Extremadura) con la carretera N-301 (antiguo camino real de Madrid a Cartagena). No hay duda de que esta venta se levantó en un lugar estratégico para el viajero.

Fachada principal: La carretera N-301 (lo que era el camino real) a sus pies.

El edificio es de unas enormes dimesiones y es un excepcional ejemplo de arquitectura popular de una venta manchega del siglo XVIII. Dos alturas, planta rectangular, cubierta a cuatro aguas con teja árabe. Presenta una destacable puerta principal, de sillería, de estilo neoclásico, con una hornacina sobre el dintel y con remate en la cubierta. Adosado al edificio, amplios corrales y lo que desde el exterior aparenta ser el ábside de una capilla (en el lado oeste), por su forma y estrechos ventanales.

Fachada oeste, donde se adosa ese pequeño ábside de planta poligonal.
(Foto: http://www.turismosanclemente.com)

El edificio principal se sitúa en la parte sur. Tiene unos 80 metros de largo por unos 20 de ancho. Está construido con tapial y en algunas paredes adobe. En la planta baja, se situaban las cocinas, alacenas, algunas cuadras y dependencias varias. El piso superior solía dedicarse a las estancias para el alojamiento de personas. En el subsuelo del edificio, la cueva donde conservar mejor los víveres o el vino. La puerta principal del edificio, mirando al camino real.

Puerta principal monumental, invadida por la vegetación.

Detalle del dintel

Por otro lado, en parte norte era ocupada por unos espaciosos corrales y al fondo, lo que parecen caballerizas o cuadras para ganado. Los corrales disponían de ambas puertas orientadas al este y al oeste. El conjunto de edificio y corral formaba prácticamente un cuadrado perfecto.

Puerta oeste de los corrales: Aún conserva su fisonomía original

Detalle de la puerta oeste desde el interior

Detalle de la puerta oeste.
Con su sencillez tradicional y dimensiones, me parece fascinantemente bella.
Lo que la hace atractiva es que conserva en gran medida su aspecto original del siglo XVIII.

Detalle de la techumbre en en interior de la puerta.
Se aprecia algún arreglo moderno en forma de ladrillos, aunque se conserva gran parte de la estructura de madera original.

En la actualidad, la apariencia es que la venta está abandonada a su suerte y camino de la ruina. Es triste comprobar como un edificio de estas características se viene abajo, más aún cuando todavía se podría estar a tiempo de salvarlo mediante las actuaciones adecuadas. Dentro de la ruina, se conservan algunos elementos arquitectónicos originales de interés. Sin embargo, muchas ventanas y puertas están abiertas o desaparecidas; otras tapiadas. Algunas partes del tejado han colapsado, llevándose por delante las estancias y estructuras que tenían debajo. El aspecto general es el de abandono ruinoso.


Zaguan: Impresiona su amplitud, la potencia de los arcos y la altura de los techos

Por la enorme chimenea, lo que parece una cocina junto al zaguan, con alacena al fondo.

Detalle de alacena.
Se observa que aún se aprecia el suelo original (empedrado de cantos rodados apisonados)


En las cuadras, aún se conserva la estructura de madera donde se metían a las caballerías para herrarlas.
Estos eran los "talleres" de vehículos del siglo XVIII.

Comederos para las caballerías en las cuadras

Otro rincón en una de las cuadras

En este pasillo, se amontonan los escombros (parte derecha de la foto)
a causa de un derrumbe del techo y planta alta.

La escalera al piso superior acumula cascotes

En la escalera a pisos superiores, el techo ha colapsado.
El derrumbe se llevó por delante parte de la escalera.

Un marco en la pared en el zaguán: ¿Sería un tablón informativo para los huespedes? 

Ventana en una de los aposentos



Armario de obra o pequeño almacén.

En una de las paredes, un hueco donde supongo que se asentaría una gran tinaja.
En el suelo, yacen restos de vigas y derrumbes.


Se puede comprobar que la parte oeste del edificio fue objeto de modificaciones, aparentemente durante los años 60 ó 70, pues dentro del abandono, en esta zona se ven puertas metálicas, persianas abandonadas, solados de terrazo, cocinas o baños alicatados, planchas de "uralita" sustituyendo a teja tradicional y un jardín con piscina en el exterior. También la puerta oeste del corral fue sustituida por una "moderna" portada de chapa (la puerta oeste conserva la original en madera). Todo ello parece que en un intento por aprovechar esta parte de la casa como "chalet" de verano y/o como casa de labor donde guardar aperos, adaptada a las necesidades agrícolas del siglo XX. Es esta parte oeste del edificio la que está algo más alterada con respecto al aspecto original de la venta. No obstante, la venta en su totalidad parece yacer abandonada a su suerte.

Puerta oeste de los corrales. Se sustituyó la original de madera por una de chapa
El murete de piedra y la piscina es también un añadido del siglo XX

Fachada oeste de la venta:
Una ventana con persiana y algunos arreglos son las modificaciones de los años 60.

También se construyó una piscina para darle un uso de "chalet" veraniego 
En el interior del ala oeste de la venta, se aprecian suelos de terrazo, baños alicatados y otros arreglos.
Todo ello, con estética de los años 60 del siglo XX.

Para entender la importancia histórica del edificio y del paraje, se pueden encontrar varias referencias a esta venta, en diferentes obras geográficas o "guías de viaje" de la época. Por ejemplo, el diccionario de Madoz (mediados del XIX) indica que por la venta pasaba diariamente la diligencia de Madrid a Valencia (y viceversa). También, se describe como "muy bien provista de víveres, con decentes cuartos, y cuadras muy capaces" en el "Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal" (obra de 1827, de Sebastián de Miñano).

Todavía antes, en 1809, el marqués de Laborde ya escribió en su "Itinerario descriptivo de España" lo siguiente: "a poca distancia de El Provencio se presenta un camino pedregoso rodeado de un campo sin cultivo; y a los cinco cuartos de legua se cruza un bosque de pinos durante treinta minutos, hallándose en medio de él la grande y hermosa venta del Pinar, construida nuevamente, que dista de Minaya dos leguas". Esta descripción nos desvela que la venta había sido construida recientemente y que se encontraba dentro de un enorme pinar (del que ahora nada queda) y de ahí su nombre. Por el tiempo que se tardaba en cruzarlo, los pinos debían extenderse a lo largo del camino real durante al menos 3 kilómetros.

Corrales

Puerta auxiliar que daba al camino real.


La fachada principal queda prácticamente oculta por la vegetación.

Ventanuco.

El gran tamaño de corrales y patios permitiría albergar rebaños de animales.

Adosado al muro norte se encuentra una caseta de transformador eléctrico. La electricidad llegaría a la venta en el siglo XX.
Una fecha sobre una puerta tapiada (1959) da pistas sobre cuando pudieron hacerse las últimas reformas.

Como última curiosidad, en esta venta del Pinar o en sus aledaños, nació Sor Patrocinio, religiosa de curiosa biografía, que ejerció gran influencia sobre la reina Isabel II.

La venta del Pinar conserva aún su imponente porte; enorme, sobria, solemne. Uno de los últimos supervivientes de las tradicionales ventas manchegas. En ruina progresiva y aparentemente olvidada.  Un edificio de estas características e historia no merece acabar en este estado, máxime cuando aún se estaría a tiempo de recuperarla y como se puede apreciar, conserva aún muchos elementos arquitectónicos prácticamente en su estado original. Una venta del siglo XVIII; una de aquellas hospederías que han sido seña de identidad de La Mancha y de su arquitectura tradicional. La venta del Pinar agoniza a la espera de que abramos los ojos y se actúe para salvarla y conservarla.



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Comentarios

  1. Qué interesante la historia de este edificio. No sorprende que se deje arruinar, nos preocupamos poco por el pasado.

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    1. Poca preocupación por el pasado, que lleva a que se pierdan construcciones singulares, como esta venta. El objetivo de este blog es que al menos se conozcan, lo cual es un primer paso para su conservación.

      Precisamente, hace unas semanas, La Tribuna de Cuenca publicó una noticia sobre el estado de la venta del Pinar:

      https://www.latribunadecuenca.es/noticia/Z7EAF037F-B5A0-2DA6-023BFFF6705D5372/202201/Una-Venta-de-cuyo-nombre-nadie-quiere-acordarse

      En ella, se admitía desde el ayuntamiento de San Clemente que la venta sigue siendo de propiedad privada y lo único que se hace es requerir a los propietarios la conservación del mismo. Mal pronóstico si los propietarios no tienen medios o interés en conservarla y el ayuntamiento no le presta el interés suficiente. Me temo que con ese panorama, mal futuro le espera a la venta.

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