Venta de Vadocañas

Enganchando con la última entrada, en la que se mostraba el sitio de Consolación, muy cerca se encuentra la Venta de Vadocañas, que se ubica junto al puente del mismo nombre, en la que fue una importante y tradicional vía de comunicación desde Toledo a Valencia, que salvaba el río Cabriel en este punto, que servía como aduana entre los reinos de Castilla y Aragón.

Este camino, si nos atenemos a los pueblos cercanos a esta venta, comunicaba en este tramo las poblaciones de Iniesta (Cuenca) y Requena (Valencia). Para hacer este recorrido, debía atravesarse el río Cabriel, y esto se hacía cruzando el puente de Vadocañas, que se encuentra muy próximo la venta del mismo nombre. Ya dedicamos una entrada a este monumental puente del siglo XVI, así que es buen momento de volverla a repasar, pues la construcción de la venta, va ligada sin ninguna duda a la existencia del puente y la vía de comunicación que lo atravesaba. Tal camino además coincidía con la Cañada Real de San Juan, también llamada de La Mancha, por lo que era lugar de tránsito habitual para ganados trashumantes.

Fachada de la Venta de Vadocañas

El camino tuvo un gran transito e importancia, hasta el siglo XVIII. Pero fue a partir de entonces cuando el camino comenzó a soportar menos tránsito y empeoró su mantenimiento. Ignacio Latorre Zacarés, en su artículo "El Camino Real de Vadocañas" [1] afirma que en ese siglo XVIII el camino ya estaba en completa decadencia, aportando un documento del archivo de Requena (1778) en el que un regidor de Iniesta informa de la construcción de la venta y de la intención de mejorar el camino ya que la maleza se apoderaba de él. Con esta actuación intentaba revitalizar el uso del camino, ya que los viajantes optaban por usar otros puentes cercanos cuyos caminos estaban en mejor estado.

La venta es un bonito ejemplo de arquitectura popular del siglo XVIII. Su técnica constructiva es similar a la de otras ventas de la época. Algunos ejemplos de construcciones del XVIII de los que ya hemos hablado en el blog son la venta del Pinar (San Clemente) o la venta del Tizón (Manzanares).

La venta está construida fundamentalmente en tapial, con su encalado tradicional. La parte baja de las fachadas se aprecia construida en una basta mampostería (piedra sin labrar). En cambio, las esquinas aparecen rematadas con grandes sillares de piedra.

Puerta principal de la venta, con marco y dintel de una sencilla sillería.

Frente a la venta, los secos tocones de varios olmos, que por su tamaño bien podrían haber nacido en la época de construcción de la venta, ya que la edad máxima de estos árboles puede rondar los 300 años.

Olmos muertos frente a la venta. Nótese el descomunal grosor del tronco comparado con el vehículo.
Como curiosidad, el olmo del fondo, quedando hueco, fue transformado en una casita de juego o decorativa. Cuenta hasta con puerta, tejado y tejas.

La venta de Vadocañas es otro ejemplo vivo y aparentemente bien conservado de venta manchega del siglo XVIII. La venta es un aliciente más para visitar este lugar, junto al puente de Vadocañas (del que escasamente dista 300 metros), la naturaleza y lo remoto de este sitio en la orilla del río Cabriel.

Referencias:

[1] Latorre Zacarés, Ignacio: "El Camino Real de Vadocañas". El Lebrillo Cultural, n. 26, agosto 2009, p. 9-11


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Comentarios

  1. Pues se conserva bien sí, con su cuadro de luz y todo junto a la puerta.. gran ejemplo 👌

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    1. El cuadro de luz es signo de que sigue teniendo uso, lo que sin duda ha ayudado a su preservación. Un inmuebles sin uso, a menudo descuida su mantenimiento o carece de él, y eso conduce a su ruina.
      Gracias por el comentario, Eze.

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