¿Vía romana? (Saltiga)

Volvemos a La Manchuela a encontrarnos con los vestigios de una posible calzada romana (por eso titulo la entrada entre interrogantes). En plena hoz del río Júcar, algunas fuentes sitúan en Jorquera (provincia de Albacete) o sus proximidades la villa romana de SALTIGA. Una de las razones en las que se apoya esta hipótesis es en la existencia de restos de antiquísimos caminos que por su forma de construcción podrían ser romanos. La orografía tan accidentada del terreno ha permitido que algunos de estos caminos se conserven. El río discurre encajado entre paredes de decenas de metros de altura y durante siglos, ese desnivel se salvaba utilizando estos ancestrales caminos. En el último siglo, con el progresivo abandono de la de tracción animal, y por tanto, de la aparición de mayores y más rápidos vehículos, fue necesaria la construcción de nuevas vías. Estos nuevos itinerarios, en ocasiones reutilizaban y ampliaban los caminos existentes, pero en este caso, algunos de estos antiguos caminos quedaron en desuso, abriéndose nuevas vías o utilizando otras alternativas más adecuadas a los nuevos medios de transporte.

Precisamente, uno de estos caminos en desuso es el que nos ocupa. Su pendiente y curvas no permitía la adaptación a los nuevos vehículos; se acabó dejando de usar y por eso ha llegado hasta nuestros días con ciertos elementos constructivos realmente antiguos. Eso, unido a como hemos dicho, la hipotética proximidad de SALTIGA nos hace pensar que bien pudiera tratarse de una calzada romana, o al menos, un camino ya utilizado desde tiempos inmemoriales. Probablemente, por su técnica constructiva, lo que vemos hoy en día se trate de un camino de mulas con algunos siglos de antigüedad. Las vías romanas tienen un aspecto bien diferente, muy bien explicado por Isaac Moreno Gallo, experto en carreteras romanas.

Un tramo del camino, donde se aprecia el talud de piedras sobre el que discurre.
De esta manera, se conseguían salvar los desniveles del terreno, como en este caso.

Otro pilar en el que se apoya esta teoría es la cercana necrópolis "el pelao"; una necrópolis tardo-romana y visigoda, a la que ya dedicamos una entrada en este blog. Unas tumbas de cierta importancia que hacen sospechar que no muy lejos debía existir una villa acorde a su cementerio.

El tramo que nos ocupa tiene más de 500 metros, durante los cuales podemos ver diferentes elementos en el camino y disfrutar del paisaje.

El en paso a través de este tramo, además de las fabulosas vistas de Jorquera que queda al otro lado del río Júcar, podemos observar las variadas características que tenían este tipo de antiguos caminos de tránsito. En gran parte del recorrido, nos encontramos con los taludes y soportes formados por piedras que sujetaban el camino y servían para salvar desniveles, de forma que el camino tuviera una pendiente constante y sin badenes. Este tipo de estructura es más evidente en el inicio de la ascensión, donde el camino sube realizando un zigzag con varias curvas de 180 grados.

Aquí vemos como el camino asciende en zigzag por la abrupta ladera del río.
Los taludes de piedra artificiales (inclinados) sobre los que discurre el camino,
van salvando las cornisas naturales de roca caliza (horizontales).
El poste metálico que se ve, se encuentra en una curva del camino.

Foto tomada desde arriba: Detalle de las curvas, sobre los taludes artificiales, que se mostraban en la anterior foto.
Se aprecia el poste de la foto anterior y como el camino (por el que transitan los senderistas) desciende en zigzag.
A los lados, grandes piedras hacían de "quitamiedos". En el fondo, el río Júcar.

Además, algunas zonas conservan el empedrado de la calzada, sobre todo al inicio de la ascensión, donde este empedrado se hace más evidente, a pesar del paso del tiempo.

Inicio de la ascensión, donde el empedrado se conserva mejor.
Al fondo, el poste metálico que hemos tomado como referencia en anteriores fotos.

También, a lo largo de todo el recorrido, encontramos hileras de piedras que cruzan el camino. Lo atraviesan de forma oblicua a los lados del camino (no perpendicular), y con cierta pendiente. La finalidad de estas piedras era la de dirigir las aguas de lluvia, para que no corrieran a lo largo del camino, y enviarlas fuera de este, encauzándolas hacia desagües naturales. De esta manera, se mantenía el camino libre de corrientes de agua o zonas encharcadas, ahorrando mantenimiento y alargando la vida útil del camino.

Aquí vemos una de las hileras de piedra que encauzaban el agua hacía el exterior del camino.

Otra de las hileras de piedra que atraviesan el camino.
También vemos vestigios de empedrado y como el camino transcurre
sobre una plataforma artificial de piedra, para recorrer una pendiente constante.

Otra alineación de piedras que atraviesa el camino, y restos de empedrado.

Y otra más... hay muchas.
Y en algunos de los bordes del camino, sobre todo en aquellos que dan a barrancos, se situaban piedras de gran tamaño para evitar los accidentes, como los guardarrailes actuales o "quitamiendos". Por último, si prestamos atención, hay zonas en las que el camino atraviesa zonas rocosas, que directamente le servían de pavimento. En algunas de estas partes podemos encontrar "carriladas", que no son otra cosa sino las marcas de rodadura de los carros. El tránsito de vehículos durante siglos desgastó la roca haciendo surcos. Estas marcas servían a su vez de "raíles" o "carriles" por el que se desplazaba el siguiente carro, desgastando aún más la roca y profundizando el surco año tras año.

El inicio del camino (desde el nivel del río) está marcado en el mapa inferior. Desde ahí, podemos ascender por el camino, en un recorrido de aproximadamente unos 500 metros, hasta llegar a una explanada, donde se aprecia que el camino se bifurca en dos ramales. Uno que sigue recto, unos 100 metros, hasta unirse con un camino actual, ya transitado, junto a una explotación agrícola. Aquí supongo que el antiguo camino seguía el trazado del actual, o bien, la pista se pierde entre los cultivos. El otro ramal, hacia la izquierda, asciende una loma con varios giros en zigzag y se va perdiendo unas decenas de metros más adelante, cuando comienzan a aparecer tierras de cultivo.

Se colocaban piedras de gran tamaño en el borde de los precipicios, para hacer de "quitamiedos"
Los desniveles al borde del camino, no son cosa baladí, superando la decena de metros en algunos casos.
Las vistas de Jorquera desde aquí son espectaculares.

Este ancestral camino, aún se puede disfrutar en un paseo que te retrotrae a las experiencias de los viajeros de siglos atrás. Actualmente, los únicos vehículos que lo transitan son las bicicletas de montaña, que usando "tracción animal", como antaño, ascienden las empinadas cuestas empedradas, con cierta dificultad y echando el pie a tierra en muchos casos.

Las vistas de Jorquera, el río encajonado y rememorar el trayecto que hacían nuestros ancestros hace siglos, convierten en un lugar especial a este poco conocido rincón, dentro de los muchos e impresionantes paisajes que nos ofrece la Hoz del Júcar.

Entradas relacionadas:
Intersección de carriladas
Las "carrilás"
¿Vía romana? (Saltiga) - II
¿Vía romana? (Saltiga) - III
Necrópolis "el pelao"


----- MAPA -----

Comentarios

  1. Hola, gracias por este informe que es muy interesante. Hay también otro tramo de calzada romana al otro lado del río que sale del camino que va paralelo al río dirección La Recueja. Es espectacular subir por dicha calzada romana que estoy seguro vio pasar a militares de Roma.

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    1. Creo que te refieres al camino de "las carrilás", del que hablé en esta otra entrada:

      https://manchaignota.blogspot.com/2017/10/las-carrilas.html

      Como bien dices, un camino espectacular; por su recorrido, por el estado de conservación de algunos tramos, por las carriladas y por las vistas.

      Muchas gracias por el comentario y por el apunte, Alfredo.

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