Hoy toca un paseo por la hoz de Júcar. La población de Jorquera tuvo su época dorada en la edad media, con la dominación musulmana. Como herencia de entonces, aún se conservan unos lienzos de la muralla almohade, del siglo XII. Pero su situación estratégica viene desde antiguo. Jorquera está situada como vértice de dos cauces (Júcar y arroyo de Abengibre) encajonados en sendas hoces. Se yergue sobre el río a casi 100 metros de altura, sobre paredes inaccesibles. Esta situación, y la posible existencia de un puente para cruzar el Júcar (deducible por los antiguos caminos de los que quedan vestigios), justifican el hecho de que Jorquera haya estado habitada desde mucho antes. Varias fuentes sitúan en sus inmediaciones la ciudad romana de SALTIGA.
En cualquier caso, si se trataba de esa ciudad romana o de otra, lo cierto es que existía un asentamiento cercano, de cierta entidad, que se prolongó durante varios siglos. Este hecho queda patente por la existencia de la necrópolis de "el Pelao", situada sobre uno de los peñascos del margen izquierdo del río Júcar, a escasos 500 metros de Jorquera.
El yacimiento de "el Pelao" se trata de una necrópolis tardo-romana y visigoda, con enterramientos hasta el siglo VI, donde se descubrieron, excavaron y documentaron numerosas tumbas. También fueron encontrados notables vestigios de estelas funerarias y sillares labrados. En la actualidad, las tumbas más vistosas que aún pueden verse "in situ" están excavadas en la piedra viva, y eran tapadas con grandes y pesadas losas. De época romana parece que se hallaron algunos epígrafes funerarios tallados en sillares de granito (sin duda, ese tipo de roca vendría de lejos, pues no es natural de este lugar). De época visigoda, nos quedan en el lugar las tumbas cavadas en la roca.
A día de hoy, se pueden ver parte del cementerio visigodo, destacando las sepulturas talladas en roca viva, del tamaño de una persona. Hay unas 6 tumbas, una de ellas "doble", más profunda y más ancha. Junto a alguna de estas tumbas, se encuentran las pesadas losas que las cubrían. Se supone que estas debían ser las tumbas de los habitantes del cementerio más "importantes", pues en aquella época, hacerse una sepultura cavada o tallada en piedra viva no debía ser precisamente barato. El resto del cementerio, que estaría formado por modestas tumbas en la tierra, debe difuminarse entre la vegetación y sin conocimientos arqueológicos no es apreciable a simple vista.
Estas tumbas en roca, pertenecen al último periodo de época visigoda. Al parecer, la mayoría de las tumbas estaban expoliadas desde antiguo, pero aún se encontraron restos de ajuares funerarios sencillos en algunas tumbas (pendientes, anillos, jarritos cerámicos, etc.). En el museo provincial de Albacete podemos ver algunos de ellos.
También, destacable es que se localizó en el lugar la "Estela de LVCIVS SERRANIVS", una estela funeraria romana del siglo I ó II.
El acceso a la necrópolis no es fácil. Desde el río, el acceso resulta prácticamente imposible, por la verticalidad y altura de las paredes (hay casi 100 metros de desnivel). Se puede subir por alguna zona algo más accesible, pero casi trepando y con cierto peligro. Antiguamente, desde el río se ascendía por una escalera labrada en la misma roca del peñasco, pero un desprendimiento la destruyó casi totalmente conservándose sólo algunos peldaños. En cambio, si queremos aproximarnos desde arriba, hay que acceder a pie. El camino más cercano te deja a unos 500 metros de la necrópolis y desde ahí hay que ir monte a través, sin sendero definido y entre barrancos y matorrales. El uso de GPS es casi obligado si no se conoce el lugar, pues la orografía y vegetación impide que se descubran las tumbas hasta estar prácticamente encima de ellas.
Ni que decir tiene este tipo de yacimientos es patrimonio de todos y su visita debe hacerse con un respeto absoluto a los restos y sin mover nada del sitio para que se conserve el mayor tiempo posible y para no fastidiar posibles futuras excavaciones.
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- Intersección de carriladas
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- ¿Vía romana? (Saltiga) - II
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En cualquier caso, si se trataba de esa ciudad romana o de otra, lo cierto es que existía un asentamiento cercano, de cierta entidad, que se prolongó durante varios siglos. Este hecho queda patente por la existencia de la necrópolis de "el Pelao", situada sobre uno de los peñascos del margen izquierdo del río Júcar, a escasos 500 metros de Jorquera.
Tres tumbas de la necrópolis de "El Pelao" |
El yacimiento de "el Pelao" se trata de una necrópolis tardo-romana y visigoda, con enterramientos hasta el siglo VI, donde se descubrieron, excavaron y documentaron numerosas tumbas. También fueron encontrados notables vestigios de estelas funerarias y sillares labrados. En la actualidad, las tumbas más vistosas que aún pueden verse "in situ" están excavadas en la piedra viva, y eran tapadas con grandes y pesadas losas. De época romana parece que se hallaron algunos epígrafes funerarios tallados en sillares de granito (sin duda, ese tipo de roca vendría de lejos, pues no es natural de este lugar). De época visigoda, nos quedan en el lugar las tumbas cavadas en la roca.
Dos tumbas juntas. |
Detalle de uno de los sepulcros. Se aprecia muy bien la forma del hueco para la cabeza del difunto. |
Otra tumba, junto con las losas que la cubrían. |
A día de hoy, se pueden ver parte del cementerio visigodo, destacando las sepulturas talladas en roca viva, del tamaño de una persona. Hay unas 6 tumbas, una de ellas "doble", más profunda y más ancha. Junto a alguna de estas tumbas, se encuentran las pesadas losas que las cubrían. Se supone que estas debían ser las tumbas de los habitantes del cementerio más "importantes", pues en aquella época, hacerse una sepultura cavada o tallada en piedra viva no debía ser precisamente barato. El resto del cementerio, que estaría formado por modestas tumbas en la tierra, debe difuminarse entre la vegetación y sin conocimientos arqueológicos no es apreciable a simple vista.
Tumba doble |
Estas tumbas en roca, pertenecen al último periodo de época visigoda. Al parecer, la mayoría de las tumbas estaban expoliadas desde antiguo, pero aún se encontraron restos de ajuares funerarios sencillos en algunas tumbas (pendientes, anillos, jarritos cerámicos, etc.). En el museo provincial de Albacete podemos ver algunos de ellos.
También, destacable es que se localizó en el lugar la "Estela de LVCIVS SERRANIVS", una estela funeraria romana del siglo I ó II.
Museo de Albacete: El anillo central (siglos VI-VII) fue encontrado en la necrópolis "El Pelao" |
Otro de los hayazgos: El jarro del centro. (Museo de Albacete) El resto son de otros yacimientos. Como se aprecia, son modestos ajuares |
El acceso a la necrópolis no es fácil. Desde el río, el acceso resulta prácticamente imposible, por la verticalidad y altura de las paredes (hay casi 100 metros de desnivel). Se puede subir por alguna zona algo más accesible, pero casi trepando y con cierto peligro. Antiguamente, desde el río se ascendía por una escalera labrada en la misma roca del peñasco, pero un desprendimiento la destruyó casi totalmente conservándose sólo algunos peldaños. En cambio, si queremos aproximarnos desde arriba, hay que acceder a pie. El camino más cercano te deja a unos 500 metros de la necrópolis y desde ahí hay que ir monte a través, sin sendero definido y entre barrancos y matorrales. El uso de GPS es casi obligado si no se conoce el lugar, pues la orografía y vegetación impide que se descubran las tumbas hasta estar prácticamente encima de ellas.
Ni que decir tiene este tipo de yacimientos es patrimonio de todos y su visita debe hacerse con un respeto absoluto a los restos y sin mover nada del sitio para que se conserve el mayor tiempo posible y para no fastidiar posibles futuras excavaciones.
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- Las "carrilás"
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- ¿Vía romana? (Saltiga) - II
- ¿Vía romana? (Saltiga) - III
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Gracias como siempre. Un placer "visitar" los lugares tan interesantes que nos muestras.
ResponderEliminarGracias a ti, Olaya. Tus visitas a mi blog y tus comentarios son igualmente un placer para mí.
EliminarY a qué se debe el nombre del "pelao"??
ResponderEliminarPues lo desconozco, aunque estos topónimos con los que se conocen ciertos lugares suelen venir de antiguo. Por ejemplo, en muchos pueblos encontramos sitios en el campo nombrados como "Villar" o "Villares". En ese caso solía ser por la existencia ancestral de villas o poblaciones en esos lugares. En el caso de "el pelao", es una suposición mía, pero quizá antiguamente el cerro carecía de vegetación por la existencia en él del cementerio... O vete tú a saber... Igual se encontró una calavera sin pelo y bautizaron así el lugar por esa razón...
EliminarEn cualquier caso, descuide señor Eze, que si me entero de la razón de tan curioso nombre lo añado en otro comentario a esta entrada.
Gracias por leer y comentar.
Jeje.. apuesto por la calavera 💀
EliminarGracias a vos por el blog 😄
Como siempre un gusto leerte. Muchas gracias por esta nueva aportación.
ResponderEliminarEl gusto es mío de verte por aquí, Luis.
EliminarOjalá tenga muchas más nuevas aportaciones de tu interés en el futuro.
Saludos.
Gracias por ayudarme a conocer mi comarca.
ResponderEliminarUn placer hacerlo contando con tu compañía, AIGarcía.
EliminarEspero que pueda conocer aún más rincones en este blog.